Para frenar al Isis, hay que hablar con Irán

“Después de Ramadi, liberaremos Bagdad y Kerbala”. Es el anuncio que hace Abu Bakr Al Baghdadi en un video difundido por los medios del Estado islámico, que muestra los mapas de los nuevos territorios iraquíes bajo control del Isis y alaba a los muyaihidines por sus victorias en la región de Ambar, cuya capital es Ramadi. Al Baghdadi añade significativamente que la capital iraquí será conquistada contra los “cruzados y chiítas”. Hablamos con el padre Samir Khalil Samir, jesuita egipcio y uno de los mayores expertos en el mundo islámico.

¿Qué le parece el último anuncio del “califa” Al Baghdadi?

Es una proclama de claro valor simbólico para reivindicar que el Isis conquistará el centro del mundo islámico. Bagdad ha sido la capital durante cinco siglos, durante el gran periodo abasí, que va desde el año 750 a 1258. No en vano el número uno del Isis ha tomado el nombre de Al¬Baghdadi, añadiendo Abu Bakr, es decir, el primer califa después de Mahoma. Además, Kerbala es la ciudad santa de los chiítas que ahora gobiernan Iraq.

¿Opina entonces que lo de Al Baghdadi son delirios de poder?

En los sueños de Al-¬Baghdadi, todo el islam estará en sus manos. Lo que yo espero es que el mundo despierte para frenar la realización de este proyecto. La idea del Isis es conquistar Siria e Iraq para luego pasar a otros países, hasta llegar a Europa, que a los ojos del califato representa al cristianismo. Por eso toda la galaxia fundamentalista llama a Occidente “los cruzados”. Después de someter a los chiítas, el Isis pondrá en su punto de mira a los cristianos. A nosotros nos toca actuar de manera que se quede solo en un sueño y que no se haga realidad.

Concretamente, ¿qué se puede hacer?

Hace falta una colaboración global para impedir que las grandes monarquías petrolíferas sunitas, como Arabia Saudí y Qatar, sigan proporcionando dinero y armas, sin las cuales el Isis no podría continuar su guerra. Todas las armas que manejan los milicianos del califato han sido fabricadas en Occidente. Hay una implicación global, y habría que ponerse en marcha para decir: “de ahora en adelante no se proporciona ni una sola arma a Oriente Medio”. Hay que presionar a los países árabes aliados de Estados Unidos, como Arabia Saudí, Qatar y Dubai. El proyecto que el Isis pretende realizar es mundial, y la respuesta debe ser por tanto mundial.

La primera movilización ha sido la de las milicias chiítas ligadas a Irán…

En esta respuesta la implicación de Teherán es indispensable. Contrariamente a la imagen que tiene en Occidente, Irán es un país bastante pacífico. Yo lo he visitado muchas veces, incluso me han invitado a Qom, con los imanes. Los chiítas no tienen una visión radical del islam, son mucho más abiertos y tienen una concepción de la religión mucho más mística y filosófica que los sunitas.

¿Cómo es la política exterior del presidente egipcio Al Sisi en relación al Isis?

La postura del presidente Al Sisi es claramente contraria a los movimientos fundamentalistas y extremistas como el Isis, de hecho está completamente en las antípodas. Lo ha demostrado con el ataque aéreo contra las bases del Isis en Libia tras la decapitación de los 21 coptos. El presidente Al Sisi y la mayoría de los egipcios están contra el fundamentalismo islámico y buena parte del pueblo no está con los Hermanos Musulmanes. Estos últimos gozan de apoyo porque ayudan a las clases pobres, les dan de comer durante el Ramadán y les ofrecen asistencia médica.

¿Al Sisis no utiliza la amenaza del califato para emplear mano dura en la política interna?

Puede suceder que por parte de Al Sisi exista cierta voluntad de justificar su posición ante Occidente. Pero los Hermanos Musulmanes y el Isis son expresión de la misma tendencia, con la diferencia de que el Estado islámico se ha pasado al terrorismo. En el mismo movimiento de los Hermanos Musulmanes, hay también un grupúsculo que pasó a la acción terrorista en 2013, tras la caída de Morsi, cuando hubo gente armada que salió de las mezquitas al ataque de militares y civiles. De hecho, en la base del Isis hay una ideología que es igual que la de los Hermanos Musulmanes.

Muchos se preguntan si la condena a muerte de Morsi no ha sido una sentencia política.

No me alegro de esta condena a muerte, a pesar de que los Hermanos Musulmanes representan un gran peligro para Egipto y durante los doce meses de presidencia de Morsi lo demostraron. A un año de su elección, 30 millones de egipcios salieron a la calle en su contra, y el pueblo tomó el poder para derrocar al presidente. Elegido con un 51,7% de los votos, en unas elecciones en las que hubo manipulaciones, Morsi decidió empezar a islamizar el país.

¿De qué modo?

Nombró a nueve gobernadores para otras tantas provincias, y los eligió a todos entre los Hermanos Musulmanes. Uno de estos gobernadores, en el momento de su nombramiento, estaba en prisión por haber cometido un atentado contra un autobús de turistas franceses, en el que murieron más de 30 personas. Por tanto, se islamizó la televisión, en un mes se reescribieron todos los programas escolares para incluir el Corán en todas las materias y se cambió la Constitución. Probablemente, al final la condena a muerte de Morsi, que personalmente no comparto, se convertirá en una cadena perpetua. Pero en este veredicto del tribunal, veo sobre todo la decisión de expresar un juicio sobre lo que hizo valorándolo con la máxima gravedad.

¿Y cómo valora la canonización de las dos hermanas palestinas?

Estas hermanas eran dos mujeres sencillas, dedicadas a la oración y el trabajo. Esta canonización también tiene un gran valor simbólico, porque pone de manifiesto que el mundo árabe no coincide con el islam. La cultura árabe precede al islam, hasta el punto de que la mayoría de la península arábiga antes de Mahoma era cristiana. Ahora los árabes tenemos también a estas dos santas y no solo a los terroristas. Lo sucedido en el Vaticano es por tanto un fuerte llamamiento a la paz y a la reconciliación, y en cualquier lugar de Oriente Medio donde hay cristianos esto es una ayuda y un factor de progreso para toda la sociedad árabe.