#free2pray. Signos de resurrección
Tal vez Myriam y Bashar no se conozcan, pero tienen mucho en común. Son iraquíes, comparten idioma y fe, y son víctimas de la misma guerra. Una guerra que significa exilio, pérdida de amigos y familiares, de compañeros de juegos y de estudio… Una guerra que significa persecución, huida del propio hogar y abandono de lugares de tradición milenaria.
Myriam tiene 10 años, es de Quaraqoush, cerca de Mosul, y vive en un campo de refugiados desde que los terroristas conquistaron su ciudad. Bashar es el arzobispo católico de Erbil, la ciudad más importante del Kurdistán iraquí, donde se han instalado miles de refugiados. Son dos entre tantas personas que viven en el frente de esta “tercera guerra mundial por partes”, como la llama el Papa Francisco, que se combate “ante nuestros ojos o incluso ante nuestro silencio cómplice”.
La historia de Myriam (#prayformyriam) ha dado la vuelta al mundo gracias a YouTube, y como ella son muchos los testimonios capaces de abrir los ojos y despertar los corazones de gente que vive a decenas de miles de kilómetros de distancia. Como Sor Diana Momeka (la fe de los iraquíes desplazados “está creciendo cada vez más”), el padre Douglas Bazi, sacerdote en Erbil, don Antoine de Padou Pooda en Burkina Faso, el padre Ibrahim Alsabagh, párroco en Alepo, Siria (“a pesar de la enorme cantidad de signos de muerte, hay muchísimos signos de resurrección”), el padre Pizzaballa, Custodio de Tierra Santa (“no pretendemos cambiar el rumbo de la historia, pero podemos cambiar nosotros”), o Bashir, que perdió a dos hermanos entre los 21 coptos asesinados por los extremistas en Siria: “a mi madre le he oído decir, al preguntarle qué haría si se encontrara por la calle al verdugo de sus hijos, que le invitaría a nuestra casa porque nos ha ayudado a entrar en el reino de los cielos”.
Hace pocas semanas, durante el rezo del Regina Coeli, el Papa invitó a todos a seguir “el camino espiritual de oración intensa, de participación concreta y ayuda tangible en defensa y protección de nuestros hermanos y hermanas, perseguidos, exiliados, asesinados, decapitados, por el solo hecho de ser cristianos” (6 abril 2015). Por este motivo, la Conferencia Episcopal Italiana ha decidido dedicar la Vigila de Pentecostés (23 mayo) a los “mártires de hoy”, de los que nos llegan “relatos de fe y amore extremo, testimonios de comunión y caridad”. Relatos que están saliendo a la luz gracias a un hashtag (#free2pray) puesto en marcha por la CEI que estos días se está difundiendo por Twitter e Facebook. Una iniciativa a la que se han adherido numerosos movimientos y asociaciones, y otras conferencias episcopales, como las asiáticas de Sri Lanka y la que preside el cardenal Oswald Gracias, arzobispo de Bombay.