La caricia de la misericordia
Más de 80.000 personas procedentes de 47 países de todo el mundo se dieron cita este sábado en la plaza de San Pedro para participar en la audiencia que el Papa Francisco concedió a Comunión y Liberación por el décimo aniversario de la muerte de su fundador, Luigi Giussani, y coincidiendo con los 60 años de este movimiento.
Comentando las palabras del Santo Padre al término de la audiencia, el presidente de la Fraternidad de CL, Julián Carrón, ha declarado que ´hoy en San Pedro hemos vuelto a vivir la experiencia del encuentro con Cristo. Le hemos visto primerear ante nuestros ojos mediante la persona y la mirada de Francisco. La misma mirada conquistó a Mateo hace dos mil años, pero hoy. Hoy hemos experimentado qué es la caricia de la misericordia de Jesús. La forma en que nos ha abrazado el Papa la llevaremos siempre grabada en nuestra retina. Nos ha mostrado que `el centro es solo uno, Jesucristo`, cuya experiencia nos permitirá no reducir el carisma a un `museo de recuerdos` y `mantener vivo el fuego y no adorar cenizas`. Solo esta experiencia de la mirada de Cristo -que genera `sorpresa`, `estupor` y nos hace sentir `ligados a Él- nos impedirá sucumbir a cualquier intento de autorreferencia y nos permitirá descubrir en cada hombre que encontremos el bien que supone, como siempre nos enseñó don Giussani. Esta experiencia nos pondrá en las condiciones adecuadas para vivir el cristianismo como `principio de redención, que asume lo nuevo, salvándolo`´.
Francisco afirmó estar “agradecido a Don Giussani por varios motivos. El primero, más personal, es el bien que este hombre me hizo a mí y a mi vida sacerdotal, a través de las lecturas de sus libros y sus artículos”. Dirigiéndose a los más de 80.000 asistentes que acudieron a San Pedro, el Santo Padre afirmó: “Don Giussani no les perdonaría nunca que perdieran la libertad y se transformaran en guías de museo o adoradores de cenizas. ¡Mantengan vivo el fuego de la memoria de aquel primer encuentro y sean libres! Así, centrados en Cristo y en el Evangelio, ustedes pueden ser los brazos, las manos, los pies, la mente y el corazón de una Iglesia ‘en salida’”. El Papa concluyó su discurso con dos citas de Giussani, “una de los inicios y una del final de su vida”, y finalizó pidiendo a los allí presentes: “por favor, no se olviden de rezar por mí”.