(De reformas, inmovilismos, rupturas y federalismos asimétricos)

¿Pero qué es lo que quiere reformar el PSOE del Título VIII de la Constitución?

España · José Manuel de Torres
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19 noviembre 2014
En la inauguración del Consejo de Política Federal socialista, órgano que congrega a los dirigentes territoriales del PSOE y que se reunía el pasado fin de semana en el Palacio de la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón, Susana Díaz no tuvo mayor ocurrencia que dar por muerta la letra del Título VIII de nuestra Constitución con el peregrino argumento de que “se elaboró para un momento distinto a éste, un momento anterior, el momento de acceso a la autonomía”. Lo cual podría significar, ni más ni menos, que toda una presidenta de la Junta de Andalucía da por muerta la actual organización del Estado español... que precisamente le permite a ella ser presidenta de su Comunidad Autónoma.

En la inauguración del Consejo de Política Federal socialista, órgano que congrega a los dirigentes territoriales del PSOE y que se reunía el pasado fin de semana en el Palacio de la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón, Susana Díaz no tuvo mayor ocurrencia que dar por muerta la letra del Título VIII de nuestra Constitución con el peregrino argumento de que “se elaboró para un momento distinto a éste, un momento anterior, el momento de acceso a la autonomía”. Lo cual podría significar, ni más ni menos, que toda una presidenta de la Junta de Andalucía da por muerta la actual organización del Estado español… que precisamente le permite a ella ser presidenta de su Comunidad Autónoma.

Tan sólo un día después, el ex presidente del Gobierno, Felipe González, iluminado tal vez por la audiencia que el Papa Francisco le acababa de conceder en el Vaticano, consideraba “una tontería” decir ahora, en 2014, “lo que habría que haber hecho” en 1978 y defendía el éxito de la Transición y, consiguientemente, el de la Constitución, al recordar que la descentralización española es “más potente” que la de “una buena parte de los Estados federales”. …Aunque parece que la iluminación se le esfumó cuando añadía que en lo que sí estaba de acuerdo era en avanzar hacia el federalismo con unas reglas “más claras” y en “introducir una reforma federalizante clara en la Constitución, como respuesta a los problemas” actuales de España. Es decir, traduzco: es de “tont@s” decir que la Constitución es letra muerta, pero para llevarnos bien todos los socialistas (y fastidiar mejor al PP) acepto pulpo como animal de compañía y la reforma constitucional para llamar federal a lo que de hecho ya lo es sin la necesidad de decirlo.

Por su parte, el actual secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, lleva algunas semanas vendiendo a los medios de comunicación, y a todo aquel que se pone a tiro y quiera escucharle, una reforma constitucional en clave federal del modelo territorial del Estado (reforma que Rubalcaba ya había promovido en la Declaración de Granada) que “permita mejorar el encaje de Cataluña en el resto de España” (sic). Y para ello Sánchez no sólo pretende dar lecciones al presidente del Gobierno pidiéndole con urgencia que reúna la conferencia de presidentes, sino que sin ningún tipo de consenso previo y sin contar con la mayoría necesaria, pretende liderar esta reforma y registrar ante el Congreso de los Diputados la petición de una subcomisión dentro de la Comisión Constitucional que inicie los trámites y trabajos necesarios que la propicien y den forma. O séase, que en aras a solucionar los enfrentamientos entre sus propias federaciones sobre la cuestión territorial catalana y el galimatías en que se han convertido las cambiantes posiciones socialistas, y especialmente para tratar de integrar a un PSC que nunca se sabe dónde y con quién está, el líder socialista está dispuesto a embarcar a toda la sociedad española en una aventura que ni sabe dónde comienza ni sabe a dónde nos lleva.

Porque vamos a ver, ¿por qué no nos explican los socialistas de una vez por todas y a las claras cuáles son los artículos del Título VIII de la Constitución que quieren suprimir o modificar? ¿El 138, el 139, el Capítulo Segundo, el 147, el 149, o todos los restantes hasta el 158?

¿Quieren acaso los socialistas de Sánchez y compañía cambiar los principios generales de la Organización Territorial del Estado para primar a Cataluña por encima de las demás Comunidades Autónomas “federales”? ¿Quieren a lo mejor Díaz y sus secuaces privilegiar económica o socialmente a alguna o a algunas Comunidades Autónomas “federales” por el hecho de tener una lengua o una singularidad propia más de lo que ya lo están por el laxo desarrollo de sus propios Estatutos de Autonomía? ¿O quizá pretende el PSOE que no todos los españoles tengan las mismas obligaciones y derechos por el hecho de vivir en una u otra de las Comunidades Autónomas que ahora pretenden reconvertir en “nacioncitas” que conformarían el supuesto Estado federal asimétrico español que preconizan?

Si todo esto es así, que lo digan. Y si lo que quieren es una reforma constitucional que despoje al Gobierno de España de sus competencias exclusivas y de sus responsabilidades ante los españoles en beneficio de algunas Comunidades Autónomas, que lo expongan claramente. Lo que no vale es anunciar la iniciativa de reforma, no tener ni idea de lo que se quiere reformar y al mismo tiempo acusar al PP de inmovilismo, a CiU de rupturista, y ellos tratar de situarse mediáticamente en el justo término… de la nada más absoluta.

Pedro Sánchez, Susana Díaz y todos los suyos primero tienen que ponerse de acuerdo en lo que realmente quieren y pretenden reformar (cosa que se antoja cuasi imposible), más allá de reunirse, de hacer declaraciones rimbombantes y de pedir que la reforma de la Constitución incluya el nombre de todas las Comunidades Autónomas o la reforma del Senado “para convertirlo en una verdadera Cámara Territorial”. Para viaje tan corto no hacían falta ni tantas alforjas ni tan aparatoso y vacuo despliegue de medios.

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