El Presidente de la República italiana y el pacto con la Mafia

España · PaginasDigital
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2 noviembre 2014
El veterano Presidente de la República italiano, Giorgio Napolitano, a quien le quedan solo unos meses para cumplir los noventa años, ha tenido que pasar esta semana por un duro interrogatorio debido a una supuesta implicación en un pacto con la Mafia italiana a comienzos de los años noventa. Napolitano, que declaró durante tres horas ante cuarenta personas en su residencia de el Quirinal, lo hizo en calidad de testigo y no de imputado, y fue preguntado por lo que sabía acerca de la llamada ´trattativa´ o negociación con la organización criminal durante los años 1992-93, época en la que Naplitano ostentaba la presidencia de la Cámara de Diputados. El origen de la declaración del presidente italiano se encontraba, así, en una carta que poco antes de morir le envió Loris D´Ambrosio en la que este le mostraba su preocupación por haber podido ´ser considerado un ingenuo y útil escribano para servir de escudo de pactos de los que no se podía hablar´. 

Para entender todo este asunto debemos remontarnos a comienzos de la década de los noventa. En pleno proceso de descomposición política, sacudido el país por los numerosos escándalos de corrupción en un proceso histórico que se conocería como Tangentopoli y que se llevaría por delante nada menos que a la Democracia Cristiana (DC) y al Partido Socialista Italiano (PSI), la Mafia italiana asesinó en solo dos meses a dos de los jueces más importantes del momento, Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. Así que, siguiendo instrucciones de un ministerio del Interior que dirigía entonces Nicola Mancino, las Fuerzas del Orden decidieron negociar una especie de tregua con la Mafia: a cambio de que ésta parara su actividad asesina, el Estado se comprometía a suavizar las penas impuestas a un importante número de mafiosos que se encontraban camino de ingresar en las cárceles italianas.

Ahora, veintidos años después del inicio de la negociación para aquel pacto, el juicio iniciado en la sede judicial de Palermo, y donde se encuentran hasta diez personas imputadas (entre ellas Mancino, el excolaborador íntimo de Silvio Berlusconi Marcello Dell´Utri y los entonces dirigientes del cuerpo de Carabineros italianos), la Fiscalía de la ciudad siciliana ha logrado que el tribunal accediera a interrogar a Napolitano en función no sólo de la carta a la que nos hemos referido antes, sino también de conversaciones grabadas por la Policía entre Napolitano y Mancino, y también el propio Napolitano con Loris D´Ambrosio.

Suceda lo que suceda, este tema no favorece la estabilidad política italiana, ya que tan grave escándalo afecta no sólo a la primera figura de la política italiana, sino al personaje público más respetado por los italianos, que no es otro que el citado Giorgio Napolitano. Eso es lo que ha llevado a más de uno a pensar en una posible campaña de desprestigio contra Napolitano detrás de la cual estaría no sólo la Mafia, sino también el sector situado más a la izquierda del Partido Democrático, al que no gusta el apoyo público que Napolitano ha dado en más de una ocasión al Primer Ministro Matteo Renzi. No olvidemos que en aquel momento Massimo D´Alema, uno de los mayores enemigos de Renzi, era compañero de partido de Napolitano, y que ambos eran viejos conocidos porque los dos habían militado durante décadas en el Partido Comunista Italiano (PCI) y, tras la disolución de éste, en el partido que en parte lo reemplazó (el Partido Democrático de la Izquierda (PDSI)).

Puede que el tema quede en nada, o que pase o mayores: lo veremos con el tiempo. Lo cierto es que, mientras, Renzi ha decidido pasar a la acción, y está comenzando a configurar una especie de ´Partido de la Nación´ que sería una mezcla entre el centroderecha moderado y el centroizquierda también moderado, y con el que podría dominar cómodamente la vida política italiana ante el hecho evidente de que Berlusconi no piensa ceder el mando de Forza Italia, y de que Grilo supone cada vez menos amenaza por el flanco izquierdo. Como punto de partida de este supuesto nuevo partido está la ruptura de Renzi con los sindicatos italianos por la reforma laboral, y en concreto con el sindicato hermano del PD, la CGIL. Veremos qué nos deparan estas semanas decisiivas para el futuro político tanto de la presidencia de la República italiana como para la jefatura del Gobierno.  

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