Mensaje cívico de la Iglesia
Manifiestan preocupación por la crisis financiera y económica mundial, y la necesidad de que el Gobierno busque soluciones concertadas con todos los sectores de la sociedad. Piden el cese del armamentismo para disminuir las consecuencias de la crisis sobre los menos favorecidos. Llaman a participar en las próximas elecciones regionales, ya que "pueden contribuir al sano equilibrio de los poderes públicos de las regiones en función del pluralismo, la reconciliación y la paz ciudadana". Rechazan la violencia verbal. El arzobispo Porras manifestó sus dudas en cuanto a la equidad y equilibrio del Consejo Nacional Electoral. Sin embargo, resaltó la importancia de votar el 23 de noviembre, "pues se va a elegir a los funcionarios que conducirán la vida en el ámbito local, y como ciudadanos debemos procurar que tales responsabilidades recaigan en quienes mejor garanticen una gestión eficiente, honesta e incluyente, sin sectarismos ni discriminación por motivos políticos". Monseñor Lückert, arzobispo de Coro, criticó la falta de transparencia del proceso, la indiferencia del CNE ante el abuso por parte de Chávez de los medios de comunicación y otros bienes del Estado para la promoción de sus candidatos.
El arzobispo Pérez Morales, que firma una columna en El Nacional, opina que las elecciones ofrecen una oportunidad para abrir espacios democráticos. "Los obstáculos son serios y múltiples para una serena, libre y efectiva manifestación del derecho-deber ciudadano de elegir a quienes han de gobernarnos en Estados y Alcaldías. No existe un genuino Estado de Derecho, una real separación de poderes; la ideología que guía la acción oficial es de corte totalitario, con todo lo que conlleva de manejos nada transparentes y prácticas intimidatorias. Sin embargo, es preciso aprovechar toda oportunidad a fin de que la tenaza opresora no se siga cerrando. Cualesquiera que sean los resultados, se ha de mantener la esperanza en alto, en lo que realmente tiene futuro".
Según Pérez Morales, no tienen futuro la exclusión ni el apartheid; la hegemonía cultural, comunicacional, educativa; las injustas desigualdades; la militarización de la sociedad; el culto idolátrico a la personalidad, la masificación de las personas, el odio y la retaliación. "Todo ello podrá imponerse un tiempo corto o largo, pero la mente, el corazón y el brazo humanos siguen trabajando hacia horizontes acordes con la dignidad de la persona humana y de la comunidad de personas. No tiene futuro una sociedad masificada, monocolor y monocorde, de pensamiento impuesto y acción gregaria… Reanimar la esperanza es clave para la gestación de una nueva sociedad. La desesperanza desanima, inhibe, paraliza, postra o conduce a la sumisión despersonalizante, el pesimismo fatalista, la vida inauténtica. ¡Que nada ni nadie nos abata la esperanza!