Desde mi PYME, una propuesta
Pero como parece que hay que ser constructivos y proponer soluciones, aquí va una, madurada en conversaciones con otros tristes propietarios de PYMEs: limitar por ley los vencimientos -y los pagos- de facturas a 30 días. Acabar con el escándalo que supone pagar dentro de unos meses un servicio que se recibe hoy. Evidentemente, se tambalearía parte del cotarro bancario, que tendría que cerrar sus chiringos de factoring y limitar su negocio de líneas de crédito, y se acabaría el chollo de las grandes empresas, que actualmente se financian a base de pagar tarde y mal a pequeños proveedores a los que no queda otra que asentir y callar. Pensemos en las ventajas para la pequeña empresa, que, sabiendo realmente cuánto dinero tiene y cuándo lo va a tener, puede empezar a decidir sobre su propio futuro.
Unido a otras medidas fiscales, esto sería además un factor decisivo para la creación de empleo. La alternativa es seguir con un sistema donde consentimos que el grande se zampe al pequeño, y mientras comentamos escandalizados que el Estado está nacionalizando la banca, cuando en realidad la banca y la gran empresa han privatizado a un Estado que le va a pagar la cena, las copas y lo que haga falta. La verdad, no veo a mi PYME ni en un lado ni en el otro.