Amancio Prada ahonda en la relación de Lorca con Rosalía

España · Félix Caballero
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14 mayo 2014
Amancio Prada, que ya había puesto música a muchos poemas de Rosalía de Castro y Federico García Lorca, profundiza ahora en la relación entre ambos con el disco-libro Federico García Lorca: Poeta en Galicia, en el que ahonda en La Rosalía de Federico, como se titula el espectáculo con el que está de gira para presentar la obra, y pone música a una de las cimas de la poesía alófona universal, los Seis poemas galegos del poeta de Fuentevaqueros.

Amancio Prada, que ya había puesto música a muchos poemas de Rosalía de Castro y Federico García Lorca, profundiza ahora en la relación entre ambos con el disco-libro Federico García Lorca: Poeta en Galicia, en el que ahonda en La Rosalía de Federico, como se titula el espectáculo con el que está de gira para presentar la obra, y pone música a una de las cimas de la poesía alófona universal, los Seis poemas galegos del poeta de Fuentevaqueros.

Federico García Lorca: Poeta en Galicia (publicado la última semana del pasado mes de abril) es el fruto de lo que un crítico ha definido como “un diálogo a tres bandas, o mejor dicho, a tres almas”: las de Federico García Lorca, Rosalía de Castro y el propio Amancio Prada, a las que se suma, en esta ocasión, la del poeta y grabador Juan Carlos Mestre.

La obra incluye un disco compacto donde viene la interpretación de los Seis poemas galegos de Lorca más la Salutación elegíaca a Rosalía –escrito por el poeta de Fuentevaqueros ya en su primera juventud–, y una carpeta consistente en un desplegable de siete cuerpos ilustrada por Mestre.

A lo largo de su carrera como intérprete y compositor, Amancio Prada (Dehesas, León, 1949) ha realizado un amplio recorrido antológico por la lírica peninsular, desde las cantigas de los primeros trovadores galaico-portugueses (siglos XII y XIII), el Romancero, Juan del Enzina, Jorge Manrique o San Juan de la Cruz hasta la obra de numerosos autores contemporáneos como Agustín García Calvo, Manuel Vicent y Álvaro Cunqueiro, entre otros.

Entre este repertorio no podían faltar ni Rosalía de Castro ni Federico García Lorca, con los que siempre se ha sentido muy identificado. A la poetisa de Padrón le había dedicado tres discos monográficos –Rosalía de Castro (1975), Rosas a Rosalía (1997) y Rosalía siempre (2005)– y al poeta de Fuentevaqueros dos: Sonetos del amor oscuro (1986) y Sonetos y canciones de Federico García Lorca (2004).

Ahora los une en este disco-libro en el que pone música por primera vez a los Seis poemas galegos de Lorca, una de las cimas de la poesía alófona universal, aquella que está escrita en un idioma diferente al de su autor.

Un milagro de la poesía

Los Seis poemas galegos constituyen un milagro, uno de esos milagros que sólo la poesía puede hacer. Publicados en 1935 en Santiago de Compostela por Ánxel Casal –el alcalde de la ciudad, que, al igual que Federico, sería asesinado en la Guerra Civil–, no se sabe qué admirar más en ellos: si el asombroso don de lenguaje que los convierte en una de las cumbres de la poesía en gallego, a pesar de su carácter alófono, o la increíble capacidad de síntesis que permite a Lorca aprehender lo esencial de la identidad gallega.

¿Cómo logró el andalucísimo Federico hacer cuajar a tan alto nivel, y en una lengua que no era la suya, una tan cabal creación poética?

Lorca ya había estado en Galicia durante su etapa universitaria y en los años de la República hizo amistad con los galeguistas. En 1932 volvió de gira con su grupo de teatro La Barraca y a dar conferencias, y en Santiago de Compostela visitó el mausoleo de Rosalía de Castro, a la que admiraba. En 1933 viajó a Buenos Aires, donde tomó contacto con la comunidad gallega, a la que ya se denominaba la quinta provincia de Galicia. A todo esto hay que sumar el paralelismo que percibía entre su tierra andaluza y los campesinos y marineros gallegos.

Para la elaboración del libro, el poeta de Fuentevaqueros contó con la colaboración del ferrolano Ernesto Guerra da Cal –considerado hoy, sobre todo en Portugal, una de las cumbres de la crítica literaria–, con quien había convivido en la Residencia de Estudiantes, en Madrid. El libro fue prologado por el escritor orensano Eduardo Blanco Amor, amigo de Federico, que corrigió también algunos errores ortográficos.

Los poemas se titulan Madrigal á cibdá de Santiago; Romaxe da Nosa Señora da Barca; Noiturnio do adoescente morto; Canzón de cuna para Rosalía de Castro morta; Danza da lúa en Santiago; e Cántiga do neno da tenda.

Alguno de ellos ya había sido musicados anteriormente, incluso por el propio Amancio Prada, como Danza da lúa en Santiago, publicado en sus discos De la mano del aire (1984) y Sonetos y canciones de Federico García Lorca (2004). Este mismo poema fue interpretado por el gaiteiro y flautista gallego Carlos Núñez y el cantante norteamericano Jackson Browne en el disco del primero Os amores libres (2000). Por su parte, Madrigal á cibdá de Santiago alcanzó una gran popularidad en la versión del grupo folk Luar na Lubre, titulada Chove en Santiago.

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