50 hombres muertos

El tema del IRA es un argumento recurrente del cine de las tres últimas décadas, aunque en este caso la perspectiva es original. A pesar de que las interpretaciones son excelentes, especialmente la del joven Jim Sturgess, el estilo narrativo de Skogland es confuso, desafortunadamente elíptico, y de montaje sincopado. Esto hace que la historia se siga a veces con dificultad a pesar del indudable interés intrínseco del argumento.
El tema de la delación, siempre fecundo en la historia del cine, ofrece en este film una lectura poliédrica. Martin no deja de ser un irlandés que traiciona a su pueblo, lo que le convierte en un villano. Pero lo hace porque su conciencia rechaza los métodos estalinistas y justicieros del IRA. Lo que ocurre es que el M15 británico tampoco era trigo limpio. La conciencia perpleja de protagonista y espectador adquiere cierta claridad ante el hecho irrefutable de que las delaciones de Martin salvaban vidas. Y eso es algo objetivo y bueno. 50 vidas salvó. De ahí el título de este interesante aunque defectuoso film.