Francia denuncia la amenaza islamista en Europa: ¿alarma o alarmismo?

El titular de portada y las cinco primeras páginas del periódico: ese es el espacio que Le Figaro dedicó el 21 de mayo al informe titulado «Los Hermanos Musulmanes y el islamismo político en Francia», encargado por el Ministerio del Interior de París y redactado por dos funcionarios franceses, un prefecto y un embajador. El documento, al que el diario francés tuvo acceso en primicia, se hizo público al día siguiente y fue debatido por el Consejo de Defensa y Seguridad Nacional de la República. Para Le Figaro, el informe es «explosivo». De hecho, demostraría el intento de la organización islamista más conocida, fundada en Egipto en 1928 y que desde entonces se ha extendido por varios países del mundo, de arraigarse en Europa y promover su islamización mediante el control de centros islámicos, la gestión de escuelas, la promoción de centros deportivos y asistenciales y la infiltración en las instituciones.
Aunque se basa en la opinión de «no menos de 45 académicos franceses y extranjeros de diferentes sensibilidades», el documento parece reflejar la posición de quienes, como la antropóloga Florence Bergeaud-Blackler, han llevado a cabo en los últimos años una campaña personal contra el islam de los Hermanos Musulmanes. Por otra parte, a pesar del revuelo que ha suscitado, la investigación no parece aportar datos realmente nuevos con respecto a lo que ya se sabía sobre la presencia de la Hermandad y, en general, del islamismo en Europa, aunque no está del todo claro si la versión de 75 páginas difundida por las instituciones francesas es íntegra o si se han omitido partes consideradas sensibles.
Interrogado por Le Monde, otro estudioso del islam en Europa, Frank Frégosi, también consultado por los autores de la investigación, ha advertido contra el sensacionalismo de esta última: «El tono general es alarmista, pero, al leer el documento en detalle, uno se pregunta un poco por qué hay que alarmarse». De hecho, los autores apuntan a «un movimiento de unos cientos de personas, que naturalmente existe y al que hay que estar atentos, pero que ha envejecido, está en dificultades y ya no tiene la misma capacidad de influencia que tenía en los años 80 y 90».
Frégosi detalló sus reservas en una larga entrevista con The Conversation, que, por ejemplo, preguntó al investigador si realmente se puede hablar de una amenaza ante la evidencia de un movimiento que en Francia cuenta con un núcleo duro de 400 miembros y controla alrededor del 10 % de los centros islámicos, lo que corresponde a una base de 91 000 fieles, es decir, el 0,01 % de los musulmanes presentes en Francia.000 fieles, es decir, el 0,01 % de los musulmanes presentes en Francia.
Olivier Roy también se muestra escéptico sobre el contenido del informe y, en un foro con varias voces publicado por Atlantico, ha destacado sus posibles efectos paradójicos: «Los Hermanos Musulmanes en Europa ya no tienen casi nada que ver con los de Oriente Medio. No existe un «centro» de los Hermanos que dirija y coordine el conjunto de las tropas en el mundo. Los Hermanos Musulmanes europeos no siguen una lógica política de conquista del poder. No han formado ningún partido político, a pesar de poder aprovechar la democracia europea. Por el contrario, siguen una lógica multicultural (de ahí las frecuentes convergencias con corrientes de extrema izquierda). Quieren aprovechar la demanda de visibilidad de un islam identitario que no han creado, pero que está tomando forma en una juventud en busca de referentes.
A esta situación no se responde con medidas de seguridad o policiales. Al contrario, hay que canalizar la demanda de religiosidad en lugar de reprimirla. Además, atribuir la islamización a la estrategia de los Hermanos Musulmanes equivale a conferirles más importancia e influencia de la que realmente tienen. Esto acaba reforzando su prestigio entre una parte de la juventud».
Otro experto en islamismo y yihadismo, Hugo Micheron, invita por su parte a no subestimar el problema. En una entrevista radiofónica, el investigador afirmó que el de los Hermanos Musulmanes y el islamismo es «un tema enorme, difícil de documentar». Por eso, es importante saber qué piensa el Estado y de qué información dispone al respecto. Independientemente de las posibles limitaciones del informe y de su instrumentalización política, la publicación del texto tendría además la ventaja de promover un debate que brilla por su ausencia en otros contextos europeos, como Gran Bretaña o Bélgica, que se ven afectados por el mismo fenómeno.
Artículo publicado en Oasis
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