El Corán de Obama
Por lo que parece, en el pasado se han realizado algunas quemas de ejemplares del Corán, pero no han llamado la atención. Además, en los ambientes evangélicos se describe al pastor Jones como el responsable de una congregación marginal sin importancia. Pero entonces, ¿por qué este caso ha tenido tanto eco en los medios de todo el mundo?
El tono de los informativos era muy serio: ¿cómo respondería el mundo musulmán a este acto? Los funcionarios americanos, de la Casa Blanca para abajo, condenaron el plan de Jones, incluidos la secretaria de Estado Hillary Clinton y el consejero presidencial David Axelrod. El general David Petraeus advirtió a Jones que si quemaba el Corán pondría en peligro las vidas de los soldados norteamericanos.
Hasta el presidente Obama se ha dirigido a Jones en televisión con estas palabras: "Si me está escuchando, espero que entiende que lo que usted pretende hacer es completamente contrario a los valores americanos. Podría perjudicar gravemente a nuestros jóvenes militares". Jones debería "escuchar a sus ángeles mejores", según el presidente, y anular su "destructivo acto" (los ángeles no deben haber llegado a convencerlo, ya que por lo que parece ha tenido que intervenir Dios).
En un comentario en su blog, el escritor Bruce Bawer (que vive en Noruega) se pregunta: "Quién podría imaginar el día del ataque a las Torres Gemelas que nueve años después tendríamos tanto miedo a las reacciones de los musulmanes, que el plan de un desconocido para quemar algunas copias del Corán se convertiría en la noticia principal de todos los informativos y que provocaría hasta la intervención del propio presidente en persona para implorarle que no lo hiciera. ¿Cómo hemos llegado a ser tan débiles, a asustarnos tanto y tan rápido? ¿Cómo un presidente americano ha podido, en medio de dos guerras y una crisis económica, dar tanto importancia a una no-historia tan insignificante?". Y continúa: "Se pueden anunciar proyectos para quemar montones de biblias, de ejemplares del Bhagavad-Gita, del Dhammapada, del Libro de los Mormones o de cualquier otro texto religioso no musulmán sin que la Casa Blanca ni el Pentágono convoquen reuniones de emergencia o pongan a las embajadas en estado de alerta".
"En contra de lo que dice Obama", concluye Bawer, "no se trata de nuestros valores como americanos, no se trata de libertad y tolerancia religiosa. Se trata de miedo. Nueve años después de que los yihadistas mataran a 2.977 personas en suelo americano, el espectáculo de los líderes americanos temblando de miedo al pensar que un payaso pudiera ofender al mundo musulmán es sencillamente obsceno".
Entonces, ¿los americanos son culpables de "islamofobia", como sugería recientemente un artículo en la portada del Time Magazine? ¿O todo se debe a una creación de los medios, ansiosos de polémicas para llenar sus 24 horas de noticias? Varios observadores y publicistas empiezan a sospechar que los americanos están menos nerviosos de lo que parecían en los informativos. Algunos se atreven a sugerir que, a pesar de los sondeos y de la victoria del Tea Party en las primarias, es posible que los demócratas no sufran un desastre electoral a mitad de la legislatura el próximo mes de noviembre.
Esta semana, las tempestades y huracanes tropicales vuelven a amenazar las costas del noreste. Con esto se satisfacen las necesidades de los medios, que así, en vez de crear polémicas descontroladas, empiezan a hablar de peligros reales.