Reconectar el voto y la experiencia social

`Un Gobierno lo menos ideologizado posible sería la mejor ayuda`

Entrevistas · F.H.
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18 marzo 2019
Jesús de Alba, responsable de Bocatas

Bocatas es una iniciativa que desde hace 12 años acompaña a personas enganchadas a la droga en la Cañada Real de Madrid. paginasdigital.es habla con su responsable, Jesús de Alba, sobre el valor pre-político y político de esta obra. Sobre lo mucho que puede enseñar la experiencia de esta iniciativa a construir desde la base.

¿Qué experiencia de construcción social y de participación ciudadana habéis hecho en este tiempo desde que se fundara vuestra obra?

Habitualmente, las personas suelen dedicar su tiempo y espacio a su entorno más cercano: su trabajo y desarrollo profesional, su familia y algunos amigos. Es el tipo de vida considerado “normal”, fruto de un desarrollo económico y cultural, de una forma de pensar común que podríamos llamar o resumir como la cultura occidental. Puede tener distintas vías o subrayados pero todos vivimos de alguna manera así.

Sin embargo, este tipo de vida “tranquilo” no acaba de convencernos ni de agotar todas las posibilidades en que lo humano puede dar de sí. Dentro de la Iglesia hemos aprendido que el entorno social, de construcción social, de generar obras que mejoren la vida de todos, especialmente de los más desfavorecidos, es un bien infinito y merece la pena también abrirse a este entorno. Sentirse responsable no solo de los más cercanos, sino de los que lo están pasando mal, en nuestro caso de los drogadictos que compran diariamente su droga en nuestra ciudad de Madrid, es algo precioso y un bien necesario también para la vida común. Hace gente más atenta al prójimo, más responsable, más amable con el otro, que empieza a ser un bien en vez de un enemigo a saltar para cumplir mis objetivos ya sean laborales, políticos, económicos, deportivos o de ocio.

A la vez, abrirse a esta posibilidad hace que entre en la vida una alegría, una satisfacción, un respiro, que se nota que hace mucha falta en nuestras sociedades de hoy. Nos hemos puesto cada uno en el centro de nuestras vidas y ya no sabemos salir de nosotros mismos, estamos en la prisión de nuestro yo, ahogados en mil batallas, impotencias, inútiles peleas, luchas furibundas, estreses galopantes.

De esta experiencia, ¿qué puede tener valor como método y como contenido para el conjunto de la sociedad española?

El hecho de favorecer obras donde se enseñe a la persona a cuidar del bien común, no sólo del bien propio y allegados, hace una sociedad con más empaque, más cohesionada, con menos enfrentamientos, con más posibilidades y opciones de respuesta a los imprevistos que surgen, más amable con todos. Una sociedad más abierta, respetuosa y siempre lanzada a ayudar al que lo necesita, a echarle un cable. Más humanidad, más disfrute y más avanzamos juntos.

Habéis trabajado con algunas administraciones. ¿Cuál es la fórmula que permite que el trabajo entre entidades sociales y Administración sea más eficaz y constructiva?

A lo que nos enfrentamos las obras en el mundo de lo social es sobre todo a un tipo de problema humano. Parece una perogrullada pero en este mundo especialmente burocratizado y tecnificado a menudo se olvida. Humano quiere decir que no hay fórmulas mágicas, que las personas responden sobre todo si se encuentran con programas y estructuras humanas. Por decirlo de alguna manera, que aman al otro más que ofrecerle asépticamente soluciones y píldoras para solucionar los problemas.

En nuestra infinita pequeñez hemos descubierto este factor, el de lo humano, sin el cual un gran porcentaje del dinero que se dedica a lo social se tira por la borda, porque no responde a un problema humano, sino muchas veces a fórmulas sacadas de manuales de teoría sociológica que, como asevera el amigo Michel Azurmendi, han fracasado todos.

Fruto de tomar conciencia de este factor, sería la generación de programas y estructuras sociales donde las administraciones pudieran trabajar con las entidades sociales y personas que ponen este toque humano. En el ámbito por ejemplo de la recuperación de las drogas, nos damos cuenta de que la persona que sale de este mundo no es sólo la que se cura de ellas en los programas de rehabilitación, ya que muchísimos vuelven a ellas al no tener un entorno social estable. Nosotros por ejemplo les damos a estas personas este entorno social estable que les asegura, siempre que su libertad se quiera mover, ese ámbito social que les hace estar contentos, acompañados, afrontando los problemas, muchos graves, a los que tienen que hacer frente.

¿El sector no lucrativo es adecuadamente reconocido por los partidos políticos?

Los partidos políticos y el sector no lucrativo son dos reflejos de cómo está la persona hoy. Son personas normales como nosotros que han decidido dedicarse a uno de estos ámbitos. Más allá de los lobbies de presión que hay en una u otra dirección, lo que hace falta es que ese sustrato humano del político o del sector no lucrativo esté vivo, sepa mirar los problemas sociales actuales, dedicarse a ellos, no a sí mismos y a su bienestar y propio beneficio.

De las veces que me he acercado a gente con responsabilidad en política, algunas he visto admiración y agradecimiento con el actual alcalde Fuenlabrada, pero la mayoría son posturas defensivas, temen que les pidas algo, o quieren controlar lo que sucede en su territorio y te ven como un instrumento para lograr sus objetivos políticos.

¿Qué criterios deberían seguirse para que las políticas sociales fueran más eficaces y más constructivas?

Creo que ya lo he dicho anteriormente: el criterio de saber que en las políticas sociales nos estamos enfrentando sobre todo a problemas con un componente humano tan preponderante que hace falta entender de qué está hecha la persona, que estamos tratando con personas y no con objetos aunque sean de políticas sociales. En este tipo de problemas, la libertad, el deseo, el sentirse valorado, querido, comprendido, etc. puede pesar mil veces más que un par de miles de euros más o menos.

¿Qué tipo de gobierno haría más fácil vuestro trabajo?

Aunque parezca sorprendente, pero consecuentemente con todo lo dicho anteriormente, un gobierno lo menos ideologizado posible, que estuviera abierto a revisar la visión y posibilidades de responder a los problemas sociales, sin etiquetas y visiones de parte, sin utilizar lo social y los desfavorecidos para el propio provecho partidista o para atacar al contrincante. Un gobierno dispuesto a quemarse por entero para ofrecer políticas o soluciones nuevas que mejoren la vida de la gente, también de los más desfavorecidos de nuestro mundo.

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