Sorolla: un niño adoptado

Cultura · Elena Simón
Me gusta 7.037
7 noviembre 2014
“Tenía Sorolla la vista fácilmente impresionable a cuanto se mueve, y como lo que más se mueve es la luz, cambiando a cada instante, ésta fue su musa” (A. Gimeno).

“Tenía Sorolla la vista fácilmente impresionable a cuanto se mueve, y como lo que más se mueve es la luz, cambiando a cada instante, ésta fue su musa” (A. Gimeno).

La cotización y valoración de Joaquín Sorolla sigue en alza. Barcelona nos ha deleitado este verano en Caixaforum con la atractiva y refrescante muestra “Sorolla y el Mar”. También Mapfre abre cartel en el otoño madrileño, hasta el 11 de enero, con una exposición llena de novedades, con la cara menos conocida del imparable artista: “Sorolla y América”, muestra que se inicia con su celebrada pintura social de finales de siglo, que emigró más allá del océano y paisajes urbanos neoyorquinos, retratos americanos, dibujos sobre cartas de menú, y también bocetos, mucho de todo ello guardado allí en la Hispanic Society de Nueva York, grandioso centro de referencia de la cultura española, museo y biblioteca, fundado en 1904 por el potentado del ferrocarril e hispanista Huntington, que fue el mecenas de Sorolla en América. Él le pagó los dos viajes de seis meses que el artista realizó con su familia a Nueva York. Su exposición de 1909 ni tuvo ni ha tenido igual, el pintor vendió cientos de obras y miles de catálogos… hasta el presidente de los EEUU quiso ser retratado por él.

Pero demos marcha atrás en la moviola hasta situarnos en su levante natal, donde se gestó el genio de Joaquín Sorolla. Los primeros años del artista quedan muy lejos de su posterior éxito, porque este pintor español, que tras Velázquez y Goya es la paleta española más cotizada fuera de nuestras fronteras, nació en Valencia el 27 de febrero de 1863 (¿conjunción de astros que dirían algunos lunáticos?). Sus padres, Joaquín y Concepción, del gremio del comercio de tejidos, murieron, quizá víctimas del cólera, en un margen de tres días, cuando el pequeño contaba dos años y medio. La tía materna Isabel y su marido José adoptaron a Joaquinito y a su hermana Isabel, de un año. Con 14 años Joaquín ayudaba a su tío en la modesta cerrajería familiar, pero su destreza para la pintura ya era reconocida y asistía por la noche a clases de pintura. Con dieciséis años entró en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia: las clases se iniciaban a las ocho, sin embargo su compañero, el también pintor Cecilio Plá, nos dice que Sorolla ya venía de sacar apuntes del natural por la ciudad. Ese mismo año, por su aplicación, la Escuela de Artesanos le otorgó un accésit y le obsequió con una caja de pinturas. Su padre adoptivo, consciente de la valía del chico, decidió pagarle clases especiales e intentó que Joaquín no perdiese más tiempo en las labores de cerrajero, pero el chico no lo permitió. A la par recibía la medalla de bronce de la Exposición Regional de Valencia por “El patio del instituto”. Su profesión de pintor ya estaba decidida.

Sorolla pasó cuarenta años pintando casi frenéticamente. Trabajador incansable realizó a la velocidad de la luz cerca de 2.200 cuadros, 9.000 dibujos, apuntes, bocetos, obras todas ellas en las que consiguió como nadie reflejar con una modernidad potente ese derecho que el instante tiene a la eternidad.

Noticias relacionadas

La sabiduría del Antiguo Testamento
Cultura · Antonio R. Rubio Plo | 0
"Hacia la fuente" es el título del nuevo libro del profesor Martín Ortega Carcelén, un destacado académico en el área del Derecho Internacional y las Relaciones Internacionales. Es una introducción al Antiguo Testamento, pero no es en absoluto un tema al margen del continuo interés del autor...
11 diciembre 2025 | Me gusta 1
Se entrena la mirada con confianza
Cultura · Lucía Rodríguez | 0
Necesitamos un maestro que tenga la paciencia de detenerse contigo ante las cosas, que me tome la mano en el punto en el que me encuentro y haga, poco a poco, emerger la capacidad de mirar y de sorprenderme que me es propia....
9 diciembre 2025 | Me gusta 1
Si allena lo sguardo con fiducia
Cultura · Lucía Rodríguez | 0
Abbiamo bisogno avere sempre un maestro che abbia la pazienza di fermarsi con me davanti alle cose, che mi prenda per mano nel punto in cui mi trovo e faccia emergere, poco a poco, la capacità di guardare e di stupirmi che è propria di me....
9 diciembre 2025 | Me gusta 0
Rosalía, Simone Weil y Hildegarda de Bingen
Cultura · Pablo Moreno Fernández | 0
No soy un experto en teología, ni en música ni en filosofía. ¡Pero Rosalía está de moda! Es admirable y conmovedor escuchar su obra maestra LUX y seguir su evolución brutal como persona, creadora y artista durante los últimos años....
8 diciembre 2025 | Me gusta 1