Renzi se prepara para un posible adelanto electoral

De los cuatro principales candidatos que se enfrentaron en las últimas elecciones generales (febrero de 2013), uno está totalmente fuera de juego (Pier Luigi Bersani), otro está en retirada (Mario Monti) y dos están muy cerca de la jubilación política (Silvio Berlusconi y Beppe Grillo). En ese tiempo, además de Renzi, ha surgido Matteo Salvini como principal líder de la extrema derecha (relevando a Umberto Bossi al frente de la Liga Norte) pero el problema no está ahí, ni en quién pueda ser el nuevo líder de Forza Italia (si es que este partido sucumbe a la desaparición de un Silvio Berlusconi cada día más decrépito a sus casi 80 años), si es que este partido sobrevive a la muerte de su fundador. No, no este el problema para Renzi. El problema es el Movimiento Cinque Stelle, que ha sido capaz de superar la crisis vivida durante el año 2014 (que supuso la marcha de un buen número de sus parlamentarios) y que está asumiendo cada vez más la representación de la izquierda italiana, y también de la lucha contra las políticas de austeridad. Y parece tener ya un líder que suceda a Beppe Grillo: Luigi di Maio, Vicepresidente de la Cámara de Diputados.

Di Maio es un joven periodista que en julio próximo cumplirá 30 años. Originario de Avellino, una pequeña ciudad de poco más de 50.000 habitantes cercana a Nápoles, Di Maio es diputado por su región de procedencia, Campania. Teniendo en cuenta que el sur de Italia cada día se encuentra a más distancia en todos los sentidos del norte (en este momento su tasa de paro es más del doble que las regiones más septentrionales), Avellino puede ser un excelente represente de los intereses del maltrecho sur de Italia, resignado constantemente a ver cómo sus nuevas generaciones tienen que emigrar, desde hace más de cincuenta años, al próspero (aunque ahora no lo sea tanto) norte de Italia. Tan mal está el sur de Italia que, por ejemplo, la autopista que debe conectarla con el resto del país (la célebre Salerno-Reggio Calabria), lleva veinte años en obras y todavía no ha sido terminada, convirtiéndose en el símbolo de lo mál que funcionan las cosas en la Italia meridional.

Tarde o temprano, Grillo, muy desgastado políticamente, tendrá que ceder el testigo a un nuevo líder para un partido que todavía tiene futuro. Y Di Maio puede ser el escogido. Si logra consolidarse como líder de la izquierda italiana, puede ser un adversario muy serio para Renzi, once años mayor que él pero que sufre, como todo líder, el desgaste del poder. Todo ello sin olvidar los movimientos que puedan llevar a cabo el exdiputado del PD Giuseppe ´Pippo´ Civati, ahora en el Grupo Mixto de la Cámara de Diputados, o de Maurizio Landini, líder del sindicato FIOM y en este momento una de las figuras mejor valoradas por la opinión pública italiana.

Esta semana Renzi ha alcanzado un acuerdo con el sector disidente de su partido para sacar adelante la reforma del Senado, permitiendo que sean las elecciones locales, y no los consejos regionales, las que puedan elegir a la casi totalidad de los 100 consejeros que compondrán el nuevo Senado (que será llamado en adelante Cámara de las Regiones). El texto, de lograr la aprobación, volverá a la Cámara de Diputados, donde habrá de ser de nuevo aprobado para su definitiva aprobación. Y luego, dada la importancia de la reforma, será sometido a referéndum por el conjunto de la población italiana.

Si la economía sigue la buena marcha que lleva, entonces Renzi podría presentarse en unas elecciones generales con muchas bazas bajo el brazo: el crecimiento económico, una nueva ley electoral, la exitosa elección del Presidente Mattarella, el recorte del gasto público y, finalmente, un nuevo Parlamento que permitiría dinamizar mucho más la acción política. En ese sentido, da la impresión de que en Italia está llegando una nueva generación política (nacida en los setenta y ochenta) que jubilará a la ya vieja generación nacida en los treinta (Berlusconi) y cuarenta (Monti, Grillo y casi Bersani, que nació a comienzos de los cincuenta). Y es que Renzi no puede permitir que vayan surgiendo cada vez más rivales políticos: de ahí que 2017, y no digamos 2018, pueda ser ya muy tarde para Renzi, entre otras cosas porque antes habrá unas elecciones administrativas (primavera de 2016) donde el Movimiento Cinque Stelle podría infringirle una importante derrota, y por ello debe hacer todo lo posible para llegar a unas posibles elecciones anticipadas en el otoño de 2016 que le confirmarían como el político más importante de Italia con diferencia. Todo dependerá, una vez más, de la habilidad política del Primer Ministro italiano.