¿Qué suma el PSOE con Yolanda?

España · Javier Folgado
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12 abril 2023
La irrupción de Sumar me ha recordado la frase de Chesterton en la que decía que ocho o nueve de cada diez supuestas nuevas ideas son viejos errores.

Todo el mundo tiene derecho a cambiar sus ideas pero que Yolanda Díaz comience su enésimo proyecto político, lo cual es absolutamente legítimo, resulta sospechoso. En todo caso, es mejor que ciertas tendencias se muevan en la arena política que no en una sentada en Sol, o en manifestaciones violentas en la calle. Pero cabe preguntarse si lo que le mueve es más un oportunismo político que la defensa de un ideal. A Yolanda sí cabe concederle su inteligencia para captar ciertas preocupaciones del mundo de hoy, sobre todo, entre los más jóvenes: feminismo, ecologismo, desigualdades…, (sería conveniente prestar atención en la parte de razón que llevan), que recogen tantas identidades heridas y la genialidad de Yolanda ha sido hacerlo de modo transversal porque la división entre derecha e izquierda probablemente no recoge completamente la complejidad del momento actual.

En el otro lado ha quedado el PSOE. Es difícil aventurar qué cálculos pasan por la cabeza de Sánchez pero debe ser muy consciente de que el PSOE en solitario no podrá superar al bloque PP-Vox. En Sumar ha encontrado una versión “amable”, al menos en su imagen, de la izquierda más radical. Cuando uso la palabra radical no me refiero a que usen la violencia física sino en el sentido de una izquierda dogmática que no escucha las razones del otro. Probablemente en el gobierno hayan acabado muy hartos de Unidas Podemos (debe ser muy difícil la convivencia en el trabajo diario con ellos). Además el PSOE está obligado a ocupar también un espacio de centro, si quiere un buen resultado electoral, y para ello necesita generar cierta amnesia en parte de su electorado, más clásico o socialdemócrata, sobre ciertas coaliciones con ciertos partidos. Presentarse en una coalición más o menos soterrada con Sumar les puede dar una imagen de cierta centralidad, modernidad y alejada de los extremos.

Sumar es como un barco pequeño y ligero con capacidad de reacción rápida mientras que PP y PSOE son como grandes barcos donde es muy difícil cambiar ciertas inercias pero también más resistentes a las grandes tormentas que inevitablemente tarde o temprano siempre asoman.

Es probable que Sumar obtenga un muy buen resultado en las próximas elecciones. En parte, porque Yolanda Díaz tiene ese gran olfato, que citaba antes, para captar lo que una buena parte de la sociedad le preocupa pero, salvo algún imprevisto histórico, le falta pegamento y estructura de partido sólida para que se pueda consolidar en el futuro como un proyecto ganador. La falta de estructura de partido la pueden acusar especialmente en las elecciones municipales.

Otro hándicap son las divisiones y egos tan tradicionales de la izquierda en España. No es que en otros partidos no existan pero en el PP y PSOE hay mucha gente enchufada y eso rebaja egos y tensiones. Si cae el partido caemos todos…

Más a la izquierda la irrupción de Sumar, más bien, parece un factor de división con Unidas Podemos pero sí ha podido aglutinar a diferentes confluencias. Cuando el viento venga de cola seguirán juntos pero ¿qué sucederá cuando vengan las tormentas en una coalición sin demasiado pegamento? En ese momento el PSOE no dudará en fagocitar a la joven formación si tiene ocasión. Algo parecido a lo que ha hecho el PP con Cs.

El otro elemento de la ecuación es Unidas Podemos. Pablo Iglesias llora amargamente el menosprecio a su formación a la hora de diseñar esta alternativa izquierdista y advierte, con razón, del riesgo de ser absorbidos en el coqueteo con Sánchez. Podemos quiere el liderazgo, porque eso implica mandar en la confección de las listas y mandar en la confección de las listas implica quién puede vivir de la política. No es poco el pastel.

El reto de la derecha será enfrentar a las tesis de Yolanda, que suelen coincidir con la de la izquierda más rancia aunque se presente con un discurso modernizado, una propuesta que afronte los retos del presente desde una personalidad propia. Pero esto daría para otro artículo…

Circula un meme estos días por los grupos de WhatsApp en el que un tenista se sorprende ante la afirmación de la líder ¿comunista? de que debemos cambiar este país cuando ella ya está en el gobierno. Y es que parafraseando nuevamente a Chesterton el mejor modo de destruir una utopía es ponerla en práctica.

 

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