Puerta del Sol: plaza de la antidemocracia

Como Javier Martín Domínguez, maestro de televisión, señala, somos lo que vemos en pantalla. Una sociedad de mirones, cautivados por una imagen digital producida a distancia. Sólo somos audiencia, mirando absorta y temerosa a no se sabe qué”(http://javiermartindominguez.blogspot.com/). Aunque en este caso se ha dado un paso más: el llamado movimiento 15-M sólo es lo que emite. Y los colegas de la BBC y muchos otros aplican el cliché rápido, el romanticismo infantil de creerse que están transmitiendo el 68 mítico del que le hablaron en la universidad. Hablan de la "revolución española".

Amanece en la Puerta del Sol, pronto correrá el alcohol y la marihuana. Algunos de los acampados llevan meses movilizados, defendieron a los que atacaron la capilla en Somosaguas y apoyaron a la izquierda en las elecciones de la Universidad Complutense. A unos metros de la Puerta del Sol el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, protagoniza un desayuno de campaña. "No ha fracasado el sistema, ha fracasado el Gobierno", responde a los periodistas cuando le piden un comentario sobre la gente de Sol. Y añade: "en España cuando gobierna la derecha y la derecha se equivoca, la solución es que gobierne la izquierda pero cuando gobierna la izquierda y fracasa, la solución es cambiar el sistema". No es Gallardón sospechoso de estar a la derecha en su partido.

Se incumple no ya la regulación electoral sino la normativa sobre el uso de la vía pública. Pero Rubalcaba -¿por qué está siempre Rubalcaba en los procesos electorales polémicos?- argumenta que es mejor que la policía no actúe. Es el ministro del Interior Rubalcaba que horas antes, sin corbata, militante Rubalcaba, en un mitin en Vigo invitaba a los "amigos" de la Puerta del Sol a votar al PSOE.

¿A quién puede beneficiar la concentración? Algunos de sus convocantes (http://www.nolesvotes.com/) piden en su web que no se vote ni al PP, ni al PSOE ni a CiU. ¿A Izquierda Unida sí, a Bildu también? Democracia real, o democracia orgánica, o democracia popular; los adjetivos aplicados al gobierno del pueblo tienen una historia poco recomendable, han servido para justificar abusos. Cinco millones de parados, desconfianza hacia los políticos y un desencanto comprensible alimentan el caudal del río revuelto.

Pero la respuesta a la nefasta partitocracia no está en el centenar de congregados en vísperas de las elecciones sino en la España real que, aferrándose a unas certezas que se esfuman, trabaja, educa, busca empleo, arriesga y lucha. El de Sol es un espejismo violento y antidemocrático. Conocemos bien su origen, todos conocemos esa tentación de quitarnos de encima el yugo que rotula las jornadas a base de paciencia. Es la tentación de dejar de construir, de dejar de preguntarnos por el sentido de las cosas, de entender al diferente, de educar y educarnos, la tentación de violentar la historia en lugar de amarla con respeto, como se ama a un hijo que crece con lentitud y en libertad. Como dice la Arentd, el mal avanza no cuando se cae en la tentación sino cuando la tentación no es percibida como tal. El voto es para los que aman la realidad, para los que ya están edificando, para los valientes de lo cotidiano.