Primarias legislativas en Argentina: resultados y proyecciones

Se llevaron a cabo el domingo pasado las PASO (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) mediante las que los argentinos elegimos los candidatos para los comicios generales de octubre, en los que se renovarán parcialmente las dos cámaras legislativas (Diputados y Senadores).  Dado que muy pocos partidos, y en pocos distritos, dirimieron su interna sometiéndola al voto popular, prefiriendo presentar listas únicas, estas primarias se desnaturalizaron convirtiéndose en una gran encuesta nacional en la que las distintas fuerzas políticas se midieron entre sí.

Los resultados electorales permiten varias lecturas simultáneas, a diferentes niveles.  El mayor dato, sin duda alguna, es el triunfo del Frente Renovador del peronista disidente Sergio Massa en la Provincia de Buenos Aires (el mayor distrito electoral del país), que obtuvo tres millones de votos y se impuso con un contundente 35%, superando por casi seis puntos porcentuales al oficialista Frente para la Victoria (FPV).  En ese distrito, la elección prácticamente se polarizó entre Massa y el candidato del kirchnerismo, Martín Insaurralde, quedando muy atrás el Frente Progresista de Margarita Stolbizer y el peronismo federal de De Narváez, con el 11% y el 10% de los votos, respectivamente.

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el triunfo fue para una de las pocas fuerzas políticas que presentó listas alternativas según el espíritu de las PASO: UNEN, de centroizquierda, que alcanzó el 35% de los votos sumando sus parciales, superando al 27% del PRO de Mauricio Macri (que gobierna la ciudad) y al 19% del FPV en diputados, con resultados similares aunque menos abultados para la elección de senadores.

En varias provincias, el partido gobernante a nivel local revalidó con altos porcentajes de votos su liderazgo: es el caso del kirchnerismo en Tucumán (46%), Entre Ríos (43%), Chaco (46%), Formosa (53%), La Pampa (50%) y Santiago del Estero (70%); por su parte, el Frente Progresista (socialismo y aliados) ratificó su mayoría en Santa Fe (41%), la Unión Cívica Radical (UCR) lo hizo en Mendoza (44%), Compromiso Federal en San Luis (49%) y el peronismo disidente en Córdoba (30%, en la elección más equilibrada de todas tras la de Salta).

Pero también hubo sorpresas: San Juan, tradicional bastión del FPV cuyo gobernador es público socio político de la presidente Cristina Fernández de Kirchner, perdió a manos de Compromiso Federal, fuerza política que por primera vez hace pie fuera de San Luis (42%);  la UCR se impuso en Santa Cruz, provincia de la que es oriundo el kirchnerismo (44%); y en Chubut, el peronismo disidente de Acción Chubutense superó ampliamente al FPV (47%).

Todos los gobernadores provinciales que ratificaron su liderazgo en estas primarias, en la medida que lo ratifiquen en las generales de octubre, tienen razones para anotarse en la carrera presidencial del 2015.  Es el caso de los gobernadores por ahora aliados al kirchnerismo, especialmente en el caso que a Cristina se le cierre definitivamente las puertas de una reforma constitucional que la habilite a un hipotético tercer mandato, pero también del santafesino Binner, del mendocino Cobos y del porteño Macri, por mencionar a los que tienen mayor proyección nacional entre los opositores.

La derrota electoral del gobierno kirchnerista del pasado domingo coloca en un cono de sombra la continuidad de su proyecto político, y amenaza a la sociedad argentina si ante la evidencia de no poder soñar con un nuevo período presidencial opta por implementar una política de “tierra arrasada” durante los dos años de mandato que le quedan con la doble finalidad de acrecentar la riqueza personal de los funcionarios y de hipotecar la herencia que recibirá el próximo gobierno, y así debilitarlo.

Ahora bien, la irrupción de Massa en el escenario electoral tiende a trastocar el mapa político.  Si el resultado obtenido en la provincia de Buenos Aires se ratifica y amplía en octubre mediante las alianzas que sepa construir en estos próximos dos meses, seguramente estará ante la decisión de su postulación  a gobernador de la mayor provincia argentina o, incluso, a presidente de la Nación en 2015.

El tiempo dirá qué fortuna o desgracia signifiquen estos resultados para el actual gobernador bonaerense Daniel Scioli, quien varias veces amagó a abandonar el FPV pero finalmente se mantuvo aliado al gobierno.  No habiendo llevado lista propia a estas elecciones (sus hombres ocuparon lugares no destacados en las listas del FPV) pareciera haber quedado al margen de la derrota electoral del oficialismo, y en tal sentido, su imagen puede haber quedado preservada como natural candidato kirchnerista para el 2015 con Cristina fuera de juego.  Pero el gobernador es resistido dentro del kirchnerismo, al tiempo que tal vez ahora ya sea demasiado tarde para su cruce de vereda: parece que Massa, otrora funcionario del gobierno de Néstor Kirchner, le ganó de mano.

De todos modos, es un error de apreciación dar por muerto al kirchnerismo a tenor de los resultados del domingo: en los cómputos totales nacionales, sigue siendo la fuerza política más votada con 6 millones de votos (26% del electorado), todavía muy por encima de los 3 millones del Frente Renovador de Massa (13%), del 1,8 millón del Frente Progresista de Binner (8%) y del 1,3 millón de la UCR de Cobos y otros dirigentes provinciales (6%). De Narváez (4%), Macri (3%) y los dirigentes de UNEN (3%) están obligados a pensar en alianzas para aspirar a un protagonismo a nivel nacional.