¿Pactamos?

Anda el Gobierno y su portavoz mediático El País (merece la pena leer El País además de por algún columnista brillante y algún artículo muy interesante del suplementos del fin de semana por saber por dónde van a ir los “tiros” del gobierno durante la semana), muy alarmados por la venida de la ¿¡extrema derecha!?. ¿Es legítimo un pacto PP-VOX? ¿Es aconsejable? Si tan terrible puede ser la experiencia de un pacto entre ambos partidos uno se podría imaginar que lo lógico es que el PSOE renunciará a gobernar o incluso pactará con el PP con tal de evitar tal daño colosal como sí ha ocurrido para evitar que gobierne Bildu fundamentalmente por la generosidad del PP y en Pamplona gracias al voto socialista. Sin embargo, no se espera ese movimiento por parte del partido socialista. Lo cual ya es sintomático de algo de una postura impostada. (Se podría decir los mismo de cuando PSOE y Podemos pactaron y la derecha se echaba las manos a la cabeza). ¿En qué quedamos? ¿Es o no un pacto perjudicial y peligroso para el país? Porque si es tan malo entonces yo (PSOE o PP), que debo de ser un partido con sentido de estado, debería buscar alguna fórmula para evitar que la gobernabilidad dependiera de los extremos. Claro que esas cosas ocurren en Alemania pero no en España donde la derecha y la izquierda juegan a negarse mutuamente la legitimidad para gobernar y a ofrecer una imagen de su alteridad como la de un partido radical.

Me ha parecido muy brillante el análisis del director de El Mundo, Joaquín Manso, que en el podcast de Javier Attard incidía en que lo importante es que al PP con VOX no le ocurra lo que le ha pasado al PSOE con sus pactos con Podemos , ERC, Bildu… que ha dejado de ser un partido con sentido de estado para abandonarse al populismo.

VOX y Podemos especialmente, también los otros partidos, han embarrado el debate político en los últimos años pero no tienen diputados con delitos de terrorismo entre sus filas. Es legal, también, pactar con Bildu pero es de dudosa moralidad. Ambos partidos de los extremos del arco parlamentario, por momentos, parecen haber estado más pendientes de buscar una línea divisoria entre dos Españas antagónicas que de buscar respuestas realistas a problemas reales que con agudeza han señalado en muchas ocasiones. O mejor dicho, ha puesto de manifiesto un factor que parte es razonable pero ese factor lo han absolutizado como si en la realidad no hubiera más factores en juego. Por otra parte, nos podrán gustar más o menos, tendrán propuestas buenas, regulares y malas, como todos, pero tienen la legitimidad democrática que se les ha dado en las urnas. Así que VOX pide, con razón electoral, poder entrar en los pactos (a la hora de escribir estas líneas aún no queda claro que va a ocurrir en Extremadura).

¿Deben de pactar PP y VOX? Es lo que han pedido las urnas pero el PP no debe olvidar que su voto es para ser un partido con sentido de Estado no para hacer ocurrencias, ni para hacer oposición a la oposición como Sánchez como decía acertadamente Joaquín Manso.

Ya Sánchez se montó en la bici de montaña por carreteras pedregosas e irregulares de los pactos con malas compañías que le producían insomnio. Ya ha tenido una caída grave el 28M, ¿volverá a caerse el 23J?

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