No son maneras de alcanzar la fama

Les voy a ser muy sincero. Hay días en los que uno tiene que ir al teatro porque le toca cubrir una obra que no ha elegido. Y si encima es una tarde de domingo lluviosa… hay pocas ganas de moverse de casa. Este es mi caso. Cuando vi el cartel de la obra en cuestión, las pocas funciones que ofrece y que era un musical en un pequeño teatro, pensé que No son maneras de tratar a una dama sería una mezcla entre el petardeo de Perdona bonita pero Lucas me quería a mí y la baja calidad musical de Al otro lado de la cama. ¡Qué pereza! Pero la obligación es la obligación y dejando la desgana acurrucada en el sofá de casa, busqué buena compañía y me encerré la tarde del domingo en el teatro Alfil. ¡Por lo menos allí puedes tomarte una copa mientras esperas la apertura del telón!
Sé que estas no son maneras de acudir al teatro, partiendo de prejuicios y sin dar oportunidad alguna. ¡Menos mal que la realidad suele superar nuestras expectativas! Esta comedia-negra-musical merece ser vista y, por supuesto, aplaudida.
Al entrar en la sala la voz de Ella Fitzgerald nos arrastra al Manhattan de los años 30 mientras esperamos que comience la función. Ambientada en las calles de la Gran Manzana un asesino en serie está sembrando el pánico. Las víctimas aparecen estranguladas y con la marca de un beso de carmín rojo sobre la frente. El asesino es Kit, un actor desequilibrado y condicionado por la presencia de su difunta madre, que busca ser portada del Times a toca costa. El poli bueno es Morris Brummell un detective del montón, que en su anodina existencia se le presentan dos grandes oportunidades: un gran caso y una exuberante mujer, demasiado para un tipo como él.
De tema de fondo es la búsqueda de la fama como fin en sí mismo. ¿Hasta dónde estaríamos dispuestos a llegar por conseguir la notoriedad? Desgraciadamente algo de gran actualidad. Nos hemos acostumbrado a ver todo tipo de personajes que son capaces de vender no solo sus intimidades sino hasta la propia dignidad por alcanzar algo de notoriedad en la sociedad (enciendan el televisor…). ¿Merece la pena? La fama suele ser bastante efímera pero si perdemos el norte podemos caer en lo mismo. Y cuando digo fama podría ser un ascenso en el trabajo, popularidad entre los amigos o vivir pendiente de los “follows” o “unfollows” de la cuenta de Twitter ¿Qué estarías dispuesto a sacrificar? No son maneras de tratar a una dama nos puede hacer reflexionar entre risas y ritmo de jazz.
Estamos ante una historia sencilla pero muy bien construida con personajes bien perfilados y creíbles. Está basada en la novela homónima de William Goldman y adaptada magníficamente a la estructura del musical por Douglas J. Cohen, quien ya tuvo su merecido éxito en el off-Broadway. Ahora se estrena por primera vez en España de la mano de Pablo Muñoz-Chápuli y la productora Tela-Katola.
Los actores encarnan muy bien los clichés de sus personajes, cantan notablemente bien y nos meten en escena rápidamente. Personalmente creo que el asesino llega a ser demasiado histriónico en algunas escenas pero es un detalle sin importancia respecto al conjunto de la representación.
El teatro Alfil nos ofrece con esta obra jazz en directo, melodías que ambientan perfectamente la trama y una escenografía con pocos recursos pero muy ingeniosa que nos evoca a los cómics del clásico Dick Tracy. Hacía tiempo que no salía con tan buen sabor de boca de una sala (y les prometo que no fue por el gin-tonic que cayó).
No son maneras de tratar a una dama es una comedia ligera, sin grandes pretensiones, y esto es lo que la hace muy recomendable. Ofrece lo que tiene: entretenimiento para esas tardes de domingo que uno no sabe muy bien qué hacer. Entre tanta oferta teatral a veces uno encuentra una joyita. ¡No se la pierdan!
@Chema_Alejos
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