No es la asignatura que necesitan

España · Carmen Carrón
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11 abril 2008
Si no fuera trágico, sería cómico pensar que la pretensión de una asignatura como la Educación para la Ciudadanía pueda ser la de resolver el problema que acusan los chicos de 12 a 15 años a los que doy clase. El problema de estos chicos no es la violencia, o no lo es más que como reflejo del problema que la violencia es para el resto de la sociedad. La Educación para la Ciudadanía es la perla de la corona de la LOE y nace como la gran promesa para resolver los problemas educativos existentes hoy, no sólo en la escuela como ambiente donde se desarrollan los chicos, sino que toda la vida social parece, a ojos de sus impulsores, querer empezar a reconstruirse por ella. A poco que partamos de la realidad y nos tomemos en serio a los chicos y sus problemas, nos daremos cuenta de que esta asignatura no responderá al problema educativo ni escolar actual, que es de un calado mayor que la solución que esta asignatura puede plantear. La disolución del yo que es consecuencia de la destrucción de la tradición no se puede recomponer con buenos deseos o buenos propósitos.

El problema de los alumnos es una falta de gusto por la vida, nacida de una ausencia de educación; es decir, de la introducción en la totalidad de la realidad. Por la carencia de algo que le dé sentido a lo que viven: a levantarse, a ir al instituto, a saber, a relacionarse como personas. Y esto es sin duda la consecuencia, el fiel reflejo, de lo que aprenden de los adultos: no se puede pretender responder a esto con unas cuantas normas más al uso. Es curioso que digamos que los chicos no son obedientes; éste es el error de diagnóstico más grande que estamos cometiendo; no obedecen a algunos particulares pero son absolutamente obedientes a la propuesta educativa que les estamos planteando como hipótesis: el relativismo es lo único absoluto. Obedecen a la moda (van todos iguales), al Sindicato de Estudiantes (hacen huelga cuando toca), a los tipos de móviles o video-juegos (se contagian unos a otros), a los cantantes famosos (O.T.).

Esta sociedad propone a sus chicos una ausencia de sentido y una carencia de apoyo a la búsqueda de la verdad; una incapacidad para reconocer que la experiencia nos indica lo contrario, por eso los chicos evidencian que la seriedad de la vida es tan parcial como se les ha enseñado. Para algunos son importantes los fines de semana pero no los estudios; para otros son importantes las notas pero no sus relaciones familiares; o son importantes sus aficiones pero no los problemas sociales o políticos. En este contexto que manifiesta la ignorancia de los jóvenes sobre cuestiones capitales de la existencia, aparece esta asignatura, que da por supuesta la pregunta acerca de la posibilidad de educar. ¿Qué concepción de educación y de escuela existe detrás de esta asignatura? y ¿qué le permite asegurar que pueda responder al desafío?

Es evidente que no puede, ya que lo que necesitamos es una propuesta clara que afronte esta reconstrucción laicista, cientificista y desencantada de nuestros chicos. Y esta asignatura, como poco, es inútil para esto. Pero es más, es nociva porque no respeta los factores en juego y lo que va a conseguir no es ayudar a que la escuela eduque, liberando a los chicos de la cultura dominante, sino hacerlos crecer en ella. Porque si la cultura debería ser el freno de la mentalidad dominante, esta asignatura hace lo contrario, como veremos en tres planteamientos que me interesa reseñar:

1º) Mínimo Común Ético: Liga a los chicos, aún más, a la mentalidad dominante porque les propone, de nuevo, la obediencia a un criterio externo a su persona, lo cual les aliena, les deja en manos del poder. Con la consecuencia de que la relación profesor-alumno pasa a segundo plano si se cumple a rajatabla el Real Decreto, con la consiguiente pérdida de la autoridad, que es quien ayuda a crecer. ¿Qué valor tiene el maestro?

A estos chicos que tienen que "adquirir un pensamiento crítico", la escuela, a través de esta asignatura falsamente neutral, les presenta "todas" las posibilidades, dejándoles la tarea de elegir la mejor y teniendo la pretensión de que sin ningún criterio estén preparados para elegir. Lo que se conseguirá es que sean más escépticos, no eligiendo ninguna, o más fanáticos porque elegirán sin razones.

2º) La reducción de persona a ciudadano: Aumenta la cultura dominante porque censura en los chicos las preguntas fundamentales. No es educación porque no introduce en la realidad total, no tiene como horizonte la totalidad de la realidad. Esta asignatura está concebida como un medio para un fin social, no como modo de conseguir el desarrollo de todas las estructuras del individuo hasta la realización integral.

Lo que se conseguirá es que la persona no sea educada por lo que es sino para lo que el Estado necesita: la ética del Estado como ideal de comportamiento cerrado en sí mismo y autosuficiente.

3º) La diferencia no implica la diversidad: La verdad no importa. Esto tiene consecuencias en el concepto de razón y su uso: es la separación entre las informaciones y el conocimiento que nos viene dado, así como la relación entre los mismos conocimientos y la realidad. Esta separación entre información y conocimiento es signo de un uso de la razón como construcción de sistemas conceptuales que no acogen el reconocimiento de los datos de la experiencia.

Los medios se convierten en fines: el diálogo es el fin y no someter la razón a la experiencia. La realidad es el telón de fondo para mis interpretaciones. Nada es seguro, todo depende de lo que convenga: todo es apariencia.

"Identificación y práctica de normas y hábitos sociales saludables".

Esta asignatura no es lo que necesitamos no sólo porque no responde a sus pretensiones sino porque generará más de lo mismo, dando un canal más al Estado. Si yo sé lo que necesitan mis alumnos es porque es lo mismo que necesito yo: no alguien que me diga lo que tengo que pensar o hacer sino alguien que me ayude a encontrar el criterio que me permita juzgar todo, hasta lo que esa persona me dice. Este criterio educativo es lo que permite a los alumnos ser libres de una asignatura como ésta o de los profesores cuando traten de manipularles. Sólo la posibilidad de encontrar un camino educativo que introduzca en la realidad total, recuperando la relación de las familias, el papel educativo de la escuela en la relación profesor-alumno, puede permitirnos responder al reto educativo de hoy.

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