michavila
En el proyecto de reforma de la ley del aborto, que en realidad es una modificación sustancial porque se dedica fundamentalmente a proteger al no nacido, hay un debate de carácter sociológico: si la sociedad española está en su mayoría a favor del aborto o no, si los españoles prefieren una ley de plazos o una ley de supuestos. Vamos a ver si conseguimos una respuesta científica con la ayuda de Narciso Michavila, presidente de GAD3, que ha realizado un estudio sobre esta cuestión.
¿Qué se puede decir con cierta certeza, dentro de lo que permite conocer la certeza la opinión pública, mediante sondeos o encuestas, de lo que piensan los españoles sobre el aborto?
Es un tema curioso, porque hay mucha información de datos oficiales y científicos de lo que es esta realidad, que creo que podemos analizar después, y luego nosotros, como sociólogos, lo que hemos hecho también es precisamente una encuesta, para ver en este tema tan espinoso como es el aborto qué piensan los españoles. Y depende muchísimo de cómo se les pregunte el tipo de respuestas que hay. Por eso nosotros hemos intentado preguntarles de múltiples formas, para ver precisamente los múltiples aspectos que tiene esto tan controvertido. Y al final, una vez más, ves que el conjunto mayoritario de la sociedad está en el sentido común. Es decir, lo que busca es el equilibrio. No dudan de que la mujer tiene derecho a decidir. Pero saben que sobre lo que está decidiendo es un ser humano, que es un ser vivo y que por tanto tiene que ser protegido.
¿Pero hay una mayoría que piensa que el aborto, más que una conquista social, es una tragedia?
En el conjunto de las sociedades occidentales, y España entre ellas, el aborto es considerado por la inmensa mayoría como un drama, como la última y la peor de las soluciones, en el caso de que se contemple como solución. En ningún caso o es muy minoritario el considerar el aborto como una conquista, porque de hecho la mayoría de las mujeres que se ven abocadas a esta práctica no salen a las calles luego a reivindicarlo. Curiosamente, quienes están saliendo, que además son manifestaciones minoritarias en cualquier caso, no coincide luego con el perfil de las mujeres que están acudiendo a las clínicas.
¿Hay un divorcio entre mujer real y mujer que ideológicamente defiende el aborto?
Totalmente, absolutamente. Entre otras cosas porque la que lo defiende y lo contempla como un progreso social suele tener estudios universitarios, no suele tener problemas para llegar a fin de mes, y sin embargo, en España en concreto, que tenemos unas tasas de aborto muy superiores a las que corresponden a cualquier país occidental, con más interrupciones voluntarias del embarazo, en números absolutos, que Alemania, por ejemplo, con la mitad de población. Y eso sobre todo y fundamentalmente por la población femenina extranjera. Otro dato curioso de la encuesta es que a pesar de todo el debate mediático tan agitado e intenso, no llegan al 20% los que conocen que en España hay más de cien mil abortos al año. Curiosamente, ahí los medios no están informando de esto. Las últimas cifras oficiales son 112.000 interrupciones voluntarias del embarazo en quirófanos, con dos grandes grupos. Luego hay otros pequeños colectivos, pero hay dos grandes núcleos. Por un lado, el 39% son inmigrantes de una edad más avanzada, que están acudiendo al aborto como método anticonceptivo. En España, una de cada tres inmigrantes embarazadas termina su embarazo en un quirófano. Dato para reflexionar.
¿Entonces es una cuestión económica?
En gran parte sí es económica, y es que están en una situación laboral muy precaria, y por lo tanto no las estamos protegiendo.
Entonces el problema del aborto en gran medida es que hay muchas mujeres que no están acompañadas, que no tienen una buena situación.
Eso cualquiera que conoce la sociedad lo sabe. En gran medida, es que sobre la mujer carga la maternidad y si quieren poder sacar a su familia adelante en muchos casos ser madre hoy día en España está castigado.
La ley Zapatero que convirtió el aborto en un derecho en gran medida y que apostaba por la ley de plazos, ¿tenía apoyo social o no?
Si hubiera tenido apoyo social habrían publicado la única encuesta que hicieron, que no hizo el CIS sino que la contrataron a una empresa externa. Curiosamente, nunca hemos conocido todos los datos de esa encuesta. Lo único que conocimos fue la filtración a un medio de comunicación concreto con los resultados que les interesaron. Tampoco buscaron el apoyo. Al fin y al cabo, lo que hicieron fue: primero, no meterlo en el programa electoral; y segundo, en lugar de llevarlo a Comisión abierta y con medios para que todo el mundo pudiera hablar o debatir, porque creo que en este tema es fundamental escuchar todas las voces, hicieron una subcomisión a puerta cerrada que liquidaron en muy poco tiempo.
Entonces, ¿la mayoría de la población estaría más por una ley como la que impulsa Gallardón, de supuestos y no de plazos?
La de Gallardón tampoco cuenta ahora con apoyo por un motivo, porque todo el debate se ha ido hacia un supuesto muy concreto, que es el de malformación congénita, que en cualquier caso es una minoría de las interrupciones que hay, no llega ni al 3%, ó al 0,6% de los embarazos. Ahí sí que es verdad que hay determinados supuestos donde la mayoría de la población considera que debe estar despenalizado, como son el caso de la violación, el caso de grave riesgo para la salud de la madre… los supuestos del 85, que son lo que da mayor equilibrio. Sobre todo lo que quieren es que sean la madre y el padre quienes puedan decidir en esos casos.
Hay quien dice que este cambio en la regulación del aborto puede provocar pérdida importante de votos en el PP. ¿Es cierto?
Es un tema que no es fácil. Lo que vienen a decir es que pierden los votos por el centro cuando la realidad del aborto afecta a muy poca población. Cada año no llega al 0,5% de las mujeres en edad fértil las que se ven afectadas por tener que acudir a una clínica. Su problema diario no es el aborto. Es llegar a fin de mes, sacar a la familia adelante, conseguir empleo, etc. Le puede pasar factura pero no ya al PP, también y sobre todo al partido –y en este caso parece que es el socialista el partido que está más preocupado con esta reforma– que esté permanentemente hablando de un problema que no está en las preocupaciones de los ciudadanos.
¿Puede también desgastar a la oposición porque la gente no lo considera un tema de agenda?
Yo lo sostengo, y lo sostengo por un fenómeno muy fácil. En sociología hay un término que es el “priming”, que es que la gente cuando va a votar, dependiendo de lo que tenga en la cabeza, vota una cosa u otra. Por ejemplo, si en Cataluña el señor Mas decide que el tema que él prima, el “priming”, es la independencia, evidentemente él siempre va a perder y va a primar a Esquerra, que son más independentistas. Con el aborto, yo sostengo y sé que es una posición que no es la mayoritaria entre los sociólogos, pero es que da la casualidad de que ya lo advertí en público en las pasadas elecciones, que el Partido Socialista perdería medio millón de votos con su ley, y se cumplió, y lo vuelvo a sostener. Si el Partido Socialista sigue empeñado en que su única prioridad es el aborto, está primando el voto de Izquierda Unida, que siempre ha sido más radical en ese terreno.