Medalla a un obispo laico, es decir, cristiano
Ha sido uno de los intelectuales más conscientes de que la democracia debía ser un régimen en el que cupieran todos los españoles. Siempre ha apostado por un diálogo sincero y serio entre católicos y no católicos, algo que, por desgracia, escasea en nuestro país. Hábil en las relaciones políticas, nunca ha tenido una visión política de la misión de la Iglesia.
Con una lucidez que muchas veces no se percibe en las generaciones más jóvenes, ha sido siempre consciente de que el catolicismo en España ha dado muchas cosas por sabidas, sobre todo las más esenciales, las que se refieren al contenido de la fe y el itinerario existencial que permite aferrar las evidencias cristianas. Sus intervenciones sobre los problemas más acuciantes de las últimas décadas han sido siempre una fuente de luz. Sus textos sobre el terrorismo son un buen ejemplo. A Sebastián le dan una medalla que bien podría ser llamada "medalla a un obispo laico, es decir, cristiano".