Mattarella, Renzi y el futuro de Italia
Vaya por delante que considero a Sergio Mattarella un magnífico Presidente para Italia. Hombre de impecable trayectoria, aúna en su persona numerosas cualidades: se trata de un político de largo e importante recorrido, un jurista reconocido (era en ese momento miembro del Tribunal Constitucional) y un hombre de intachable trayectoria en todos los aspectos. Como dice el corresponsal en Italia Ángel Gómez Fuentes, con la elección de Mattarella Italia recuperó una de sus señas de identidad, que no es otro que la importancia de la democraciacristiana en la nación transalpina. Porque demócratacristiano era el hombre que más veces ha ocupado la presidencia del Consejo de Ministros (Giulio Andreotti); demócratacristianos han sido la mayor parte de los presidentes de la República (Leone, Cossiga, Scalfaro); y, sobre todo, porque el auténtico fundador de la República italiana, Alcide de Gasperi, fue uno de los demócratacristianos más importantes de su tiempo en toda Europa.
Sin embargo, no debe olvidarse que sacar adelante la candidatura de Mattarella era como provocar al peor Berlusconi, ya que Mattarella es uno de sus más viejos y reconocidos enemigos. No hay que olvidar que Mattarella dimitió a comienzos de los noventa de su cargo de ministro debido a la aprobación de la llamada ´Ley Mammi´, que concedía tres canales de televisión a Berlusconi. Una lamentable decisión de aquel Gobierno de la que muchos deben estar hoy lamentándose, porque a partir de ahí comenzó a forjarse la carrera política de un hombre que, a mi modo de ver, ha sido nefasto para la Historia reciente de Italia. Mattarella puede estar tranquilo al respecto, ya que él no quiso compartir aquella ley y por eso presentó su dimisión. Un Mattarella, por cierto, que había entrado sólo una década antes en política como consecuencia del asesinato a manos de la Mafia de su hermano Piersanti, en aquel momento Presidente de la Región de Sicilia y acribillado en 1980 a balazos por sicarios de la ´Cosa Nostra´.
Berlusconi ya ha dejado claro que el ´Pacto del Nazareno´ queda roto y que a partir de ahí Renzi deberá arreglárselas él solo para sacar adelante las reformas. Algo francamente difícil cuando no se tiene mayoría ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado. Berlusconi le aseguraba esa mayoría, como se había visto a finales de enero con la votación de la nueva ley electoral, pero Renzi ha priorizado que no le sucediera lo mismo que a Bersani dos años antes, es decir, que no fuera capaz de sacar adelante su candidato a su Presidencia de la República.
El principal problema para el Primer Ministro italiano, que está a sólo una semana de cumplir su primer año como Presidente del Consejo de Ministros, es que Italia sigue sin crecer: el año pasado, 2014, se cerró con un -0.4 de crecimiento del PIB italiano. Y las previsiones para este año (un +0.5%) 2015 no son particularmente positivas, ya que al final dejaría para Renzi un balance de crecimiento de dos años de gobierno de ´0´.
Renzi juega en este momento con el hecho de no tener rivales políticos: Berlusconi va camino de los 79 años y ya no está para encabezar ningún cartel electoral; Grillo ha demostrado ser un completo fiasco por no decir directamente un fenómeno completamente nocivo para la política italiana; y la esperanza de la derecha más conservadora italiana, Matteo Salvini, todavía sigue siendo eurodiputado y está en proceso de darse a conocer y lograr aceptación. Por lo que no debe resultar extraño que Renzi pactara con Mattarella una convocatoria adelantada de elecciones en un plazo máximo de año y medio (en este momento a la legislatura le quedan tres años completos) para tener una mayoría cómoda con la que poder seguir reformando las instituciones y el mercado italianos. Pero, hasta ese momento, muchos le preguntarán qué ha aportado al crecimiento del país, y veremos entonces cómo se defiende Renzi. Claro que siempre hay elementos positivos que no se esperaban, como la bajada del precio del carburante o la inyección de dinero del BCE, que pueden ser auténticos balones de oxígeno para el Ejecutivo italiano. De momento, Renzi sigue siendo un líder poco discutido, pero veremos por cuánto tiempo en un país donde la política es pura volatilidad.