Más allá de la ideología
Los datos de consumo eléctrico y eldescenso de actividad apuntan a que el paro tuvo un seguimiento muy similar alque se convocó en septiembre de 2010. El consumo de kilowatios descendió en elentorno del 20 por ciento. Lossindicatos mantienen el músculo, tienen incidencia en el sector industrial ycrean en las calles un cierto temor que retrae a muchos. Han demostradoque pueden salvar la cara. Pero la jornada de ayer fue diferente en lascalles.
Ayer los sindicatos defendían suposición social y se apuntaron un tanto. Había más tensión que en 2010, habíamás presión de los "piquetes informativos", había más presión de las fuerzaspoliciales. Las manifestaciones de latarde fueron bastante más masivas. Ylos incidentes en Barcelona, y lo sucedido en Madrid, reflejan que al frenteantigobierno se han sumado algunos de los antisistema que alborotaron el 15-M.
En uno de los momentos más delicados denuestra historia desde hace tres décadas no es posible encontrar un terreno deentendimiento no ideológico que es lo que más necesitaríamos. El crédito deconfianza exterior del Gobierno de Rajoy se está agotando a marchasforzadas. Porque a pesar de las reformas emprendidas y de la celeridad conla que se ha actuado -sólo lleva 100 días en el Ejecutivo- la prima de riesgovuelve a dispararse. Los rumores sobre la necesidad de acudir al Fondo deRescate no son nada inocentes.
Europa vuelve a sospechar de España.Tras entrar en recesión técnica, un recorte excesivo del gasto puede ser latumba pero Bruselas no está dispuesta a ceder. La devaluación de la moneda, quetanto podría solucionar, es imposible y esa devaluación se acabará produciendoa través de los salarios. Si la posición sindical y del PSOE fuera menosideológica quizás se pudiera intentar un cierto acercamiento. Pero está claroque el Gobierno estará solo. Además nopuede seguir pensando que cuenta con el mismo respaldo social que en laselecciones generales. Lo que ha sucedido en Andalucía es un aviso claro. Leconviene explicar hasta la saciedad, cosa que no hace, el momento en el queestamos.
En cualquier caso está polarizaciónpolítica, que se inició en 1993, es un auténtico cáncer. Hay una sociedad civilque entiende el reto difícil que tenemos por delante y que está a la altura. Prueba deello son los acuerdos a los que se han llegado en muchas empresas paraadaptarse a las nuevas condiciones. Esa sociedad civil es la energía delcambio, la que puede alzar la voz.