Los impuestos financiaron a ETA
Durante los diez años anteriores a la ilegalización de Batasuna, "la fuente principal de financiación, constata el catedrático de Economía, de la que se nutrió el entramado terrorista estuvo constituida por las subvenciones públicas, que aportaron casi el 57 por ciento del total de los recursos contabilizados". Muy por detrás estuvieron los ingresos de otras fuentes, la extorsión supuso el 13,5 por ciento y las herriko tabernas un 12,3 por ciento.
A partir de 2003 ETA pierde drásticamente los ingresos que le llegaban de su presencia institucional. Buesa estima que entre 1993 y 2002 la organización terrorista ingresa algo más de 28 millones de euros. Entre 2003 y 2008 los ingresos se reducen a 7 millones y medio de euros, la "facturación" anual de ETA pasa de 2,8 millones de euros anuales a 1,5 millones.
La agonía lenta que sufre la banda terrorista, si hacemos excepción del periodo de negociación con el Gobierno, tiene mucho que ver con la falta de dinero. Los datos son decisivos en este momento, en el que una mera declaración formal de rechazo a la violencia de ETA por parte de Sortu, la nueva marca de Batasuna, es considerada por el Gobierno "un paso decisivo".