Las consecuencias del fraude
Ramón Guillermo Aveledo, secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, señaló que: "De ahora en adelante los costos políticos se le incrementan…la gente ya está perdiendo el miedo. La prédica de la guerra, de la división, no tiene campo en el público." No obstante el grueso respaldo que le proporcionó a Chávez el uso abusivo de los dineros públicos, un populismo desbordado y sin ningún tipo de pena, todos los recursos del Estado, toda la potencia mediática del gobierno, todos los asesores internacionales, especialmente cubanos, toda la infraestructura de la administración pública, el uso de los vehículos oficiales, la alcahuetería de los poderes públicos, la anuencia y permisividad del CNE, las innumerables cadenas de radio y televisión, el regalo de neveras, hornos, lavadoras, entregas de dinero en efectivo, cheques y tarjetas y las innúmeras promesas realizadas, todo eso no le sirvió de nada. Parafraseándolo a él, fue convertido en polvo cósmico.
Dentro de ese marco tramposo y cobarde, en el que la lucha en igualdad de condiciones no es parte de las reglas de juego habituales del chavismo, la peor triquiñuela de todas fue el haber modificado la ley, para rediseñar los circuitos electorales, de manera que las regiones aisladas y desoladas en las que el chavismo tuviese mayoría, fuesen privilegiadas, eligiendo diputados con un número de votos muy inferior al que se requería para las ciudades con mayor concentración de población. Tal es el caso del estado Delta Amacuro, que con una población de 60.000 habitantes, eligió cuatro diputados chavistas. En cambio, una zona urbana de las más populosas de Caracas, Catia, con más de 200.000 habitantes, no obstante la gran votación opositora, ésta no eligió a ningún diputado. Tanta tontería que hablan de la honestidad y moral revolucionarias, del "hombre nuevo", al final no es más que una trapisonda que estafa al propio pueblo, que se supone es la razón de ser de esta revolución de pacotilla. Con esa trampa descarada, denunciada mil veces por partidos políticos, analistas y periodistas, los chavistas se hicieron de una mayoría en la Asamblea Nacional, sin merecerla. Un asalto continuado y frente a todo el mundo. Así han jugado siempre, pero con este recurso el régimen deja clara su condición y, lo más grave, que no le importa la voluntad popular. Sólo le importa cuando le favorece, de resto es adorno para el mundo. Y es justamente en este aspecto donde más flaquea este supuesto "triunfo" del chavismo. Como diría Chávez, una victoria escatológica.
En la comunidad internacional tienen muy claro cómo se ejecutó esta estafa. Y para rematar, Chávez perdió la mayoría electoral. El líder intergaláctico arranca los dos últimos años antes de las elecciones presidenciales, con un déficit de más de 700.000 votos. Está por debajo de la oposición unida y eso será un problema para su intención de emular a papá Fidel, en eso de quedarse más de cincuenta años mandando.
La gente no sólo rechazó las imposiciones comunistas de Chávez y su cúpula. También dejó claro que la incapacidad, la desidia, las mentiras, el entreguismo y la corrupción ya no son soportables.