Las colas le dan la vuelta al país
La Empresa Datanálisis ha hecho pública su última encuesta que revela la caída de la popularidad de Maduro a un 22%. La inflación y el desabastecimiento de productos básicos y medicinas son la principal preocupación de la gente. El titular de primera página de El Nacional era elocuente: “Las colas le dan la vuelta al país”. Efectivamente, desde hace varias semanas los venezolanos se vuelcan a las calles, hacen largas colas en los supermercados y cadenas de farmacias donde sus inventarios tienen graves fallas. En los abastos Bicentenarios y Pedeval, que son del gobierno, así como en los comercios privados se concentra gran cantidad de clientes que son vigilados de cerca por policías y guardias nacionales. Usualmente las colas dan la vuelta al respectivo centro comercial. Mientras los consumidores pasaban más de seis horas aguardando para comprar leche líquida y en polvo, papel higiénico, pollo y carne, hay incidentes con el hampa que intenta robar a quienes hacen colas, especialmente a mujeres.
Las largas colas frente a los supermercados y comercios no son exclusivas de Caracas. En el interior del país, donde la escasez es más severa, los consumidores esperan horas para poder adquirir, a veces sin éxito, alimentos y productos de higiene personal. Usualmente las colas comienzan en horas de la madrugada y frecuentemente cuando las personas llegan al mostrador la mercancía está agotada. Los dueños de supermercados solicitan a la guardia nacional que envíe personal para controlar situaciones de violencia que son frecuentes pero la guardia no tiene personal suficiente. Se organiza entonces un servicio de control, a los mayores de edad se les exige presentar la cédula de identidad.
En algunos barrios y urbanizaciones los vecinos se han ocupado de investigar las irregularidades que con mayor frecuencia se denuncian y han encontrado pruebas de que la mercancía que llega se agota de inmediato porque los llamados “bachaqueros”, cuando la gente común llega para comprar, ya se han llevado la mercancía por bultos para revender en sus casas o puestos de buhoneros 4 ó 5 veces más caro.
En algunos supermercados, para tener un mayor control y evitar que una misma persona haga varias compras, les colocan números en los brazos a los clientes, algo que los vecinos consideran un procedimiento humillante, denunciando el hecho ante el personal del defensor del pueblo sin lograr que se atienda la denuncia. En todas partes el tema es el mismo: las colas en los supermercados por el desabastecimiento. El lugar preferido para hablar es el transporte público. Un recorrido de 25 minutos puede convertirse en una terapia de grupo donde todos hacen catarsis sobre la situación.
Quiera Dios que este drama en que se ha convertido el desabastecimiento no derive en tragedia.