La ocasión perdida
El ecuador de la legislatura nos da ocasión para hacer un balance de la gestión del gobierno. Sin caer en la tentación de pensar que un gobierno por si solo es el único responsable o el único salvador frente a una situación de crisis si se le puede pedir, en líneas generales, un liderazgo mayor.
Quizá Mariano Rajoy pase a la historia como el hombre que evito que España fuera rescatada con las graves implicaciones que hubiera tenido esa situación. Esto no es poco y quizá no haya sido valorado suficientemente. ¿Quién se acuerda ya de la prima de riesgo? También es de agradecer un gobierno que no nos venda “brotes verdes” a la vuelta de la esquina y plantee las cosas tal y como son. Otro aspecto positivo, si lo comparamos con la última legislatura socialista, es que se ha vuelto a la cordura en materia de política exterior.
Por el contrario, este gobierno también va camino de ser recordado como el de las oportunidades perdidas. Por citar algunos ejemplos y sin ánimo de ser exhaustivos:
La legislatura empezó con el Ministro Ruíz Gallardón hablando de la separación del Poder Judicial del poder político y es que desde la época de los “enterradores de Montesquie” no hay separación Estado-Poder Judicial en este país y del tema no se ha vuelto a hablar. En España no hay problemas de una sana división entre Iglesia-Estado, el problema está entre la división partidos políticos-Estado. Los partidos políticos influyen en todo: Tribunal Constitucional, Audiencia Nacional, RTVE, elecciones a rectores, sindicatos…
Por otra parte, el Ministro de Justicia también anuncio, de hecho estaba en el programa electoral, una nueva ley del aborto. Sin embargo, las propias divergencias en el Partido Popular parecen paralizar la nueva ley lo que demuestra que gran parte de la derecha española en muchos aspectos tiene mentalidad “de izquierda”
Otro ejemplo, es la ley de Educación que no ha contentado a ningún sector y tampoco parece ser una reforma de gran calado. Pasando por el tema de concepción de las becas donde el Ministro de Educación ha tenido que recular frente a la presión mediática.
Parecía también necesaria una reforma importante de la administración no para hacer un Estado centralista sino para evitar duplicidades y gastos innecesarios. Aquí también nos hemos quedado cortos.
Aunque una verdadera regeneración es también responsabilidad de la sociedad civil en todos estos ejemplos vemos que el gobierno no parece terminar de liderar ese cambio parece que no creen en lo que hacen o se mueven a impulsos de encuestas o de la presión mediática. No basta un gobierno para el que “la economía lo es todo”.
La crisis es ocasión de regenerar tendencias anquilosadas, corrupciones, excesos burocráticos. El sistema está viciado por la gran cantidad de gente que vive de haber sido “colocado” por el gobierno Nacional, Autonómico, Municipal… de turno y la coyuntura actual parecía el momento preciso para purificar el sistema para que pudiera entrar aire fresco. ¿Quién tendrá el coraje de romper esos vicios pasados? No necesitamos un líder mediático, que no lo es el Presidente del Gobierno y ni falta que hace. Pero sí sería deseable algo más de determinación. Al final, si uno no es fiel a sus principios acaba perdiendo el respeto de sus propios votantes y de los votantes contrarios.