Guerra incivil en el avispero libio

Con una variante: "casa por casa, calle por calle, callejón por callejón". ¿Será esto una exageración o realmente están dispuestos a todo? Los gurús árabes y occidentales de la política confabulan y tiran la manta para su lado. Entre el "no" y el "sí" a la guerra. Muchos han cambiado chaquetas y lenguaje. El escenario del conflicto ha cambiado después del ataque aéreo y este hecho complica la guerra libia que tiene demasiados perfiles.
En primer lugar, no podemos dividir el país en dos regiones territorialmente hablando. Porque en la Tripolitania y el Fezzan hay quienes siguen ciegamente al dictador y hay quienes están en contra. Hablar de dos facciones quiere decir que los enfrentamientos mortales continúan entre los seguidores encallecidos del tirano y los valientes opositores a su régimen de terror.
En segundo lugar, la astucia de los estrategas de Gadafi ha sido mezclar a los milicianos, militares y mercenarios entre la población de las ciudades. Esto complica las soluciones a la hora de la recomposición política de Libia tan necesaria para la economía, la estabilidad y la convivencia. No faltarán los baños de sangre y los ajustes de cuentas en aldeas y barrios.
En tercer lugar, los líderes occidentales han condenado formalmente la dictadura de Gadafi. Le han dicho que tiene que marcharse porque está en el lado equivocado de la historia. Pero, desde el Departamento de Estado (USA) afirman que "no van detrás de Gadafi". Entonces, ¿a quién iba dirigido el misil lanzado por las fuerzas británicas contra la fortaleza de Gadafi en Bab al-Aziziyya? La guerra incivil en Libia se ha convertido en la nueva marea en las agitadas aguas del Mediterráneo. El "mar blanco". Como lo llaman en África del Norte.
Justo Lacunza es rector emérito del Instituto Pontificio de Estudios Árabes e Islamistas