El viejo PSOE no renuncia a los nuevos (falsos) derechos
Formalmente reclama la herencia del zapaterismo pero en los gestos, en la "cordura" de la que da muestras, se le ven las cartas que va a intentar jugar para que el partido no se hunda definitivamente en las próximas generales. Una es la de siempre, la del miedo a la derecha. Sólo la ha asomado: es necesario -ha dicho- salir de la crisis sin perder derechos sociales. Luego vendrá eso de que Rajoy tiene un plan oculto de recortes y que el PP ha ganado ya demasiado poder en las elecciones municipales y autonómicas y que hay que compensar que el mapa de España esté tintado de azul.
Y la segunda carta, y ésta no la puede mostrar claramente, es que él representa el socialismo de siempre, la esencia de un socialismo que sobrevive a los experimentos de Zapatero. La posibilidad de que el PSOE no sufra una derrota absoluta depende de que haga olvidar parte de los dislates de los últimos siete años.
Pero hay una cosa que Rubalcaba no quiere que se olvide. Rajoy, que basa su estrategia en decir poco, hay algo en lo que ha sido claro. El líder del PP ha prometido que volverá a la regulación del aborto de la época de Aznar cuando no era un derecho. Y Rubalcaba se ha lanzado en plancha: si gana el PP hay cosas, como la ley del aborto, que están en peligro. El viejo PSOE que intenta salvar los muebles hace bandera de los nuevos y falsos derechos que Zapatero ha inventado. Esta izquierda no se mueve un milímetro ni cuando es derrotada.