El tema incómodo

En Jalisco ambos partidos -PRI y PRD- en semanas recientes hicieron todo lo posible para que la discusión y votación de una reforma anti-aborto en el Congreso local se pospusiera hasta después de las elecciones del 5 de julio. Sin embargo, la presión de las 172 organizaciones civiles que introdujeron esta iniciativa popular al Congreso obligó a los legisladores a entrar al tema.

Y el 26 de marzo fue aprobada la reforma al artículo 4 de la Constitución local, que establece que "el estado de Jalisco reconoce, protege y garantiza el derecho a la vida de todo ser humano, al sustentar expresamente que desde el momento de la fecundación entra bajo la protección de la ley y se le reputa como nacido para todos los efectos legales correspondientes, hasta su muerte natural".

Esencialmente la misma reforma que ya se había aprobado en Baja California, Sonora, Morelos y Puebla, y que se encuentra en discusión parlamentaria en otros cinco estados.

La votación en Jalisco fue de 29 a favor y cero en contra, incluyendo los 20 diputados del PAN, los siete del PRI, el del Verde y el del PT. Ni siquiera los tres diputados del PRD se atrevieron a votar en contra: uno se abstuvo y los otros dos abandonaron el recinto parlamentario antes de la votación. Ahora los perredistas andan diciendo que junto con el Partido Socialdemócrata (PSD) -que no tiene ni un solo representante en el Congreso local- van a interponer una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para derogar esa reforma, porque según ellos va en contra de los derechos de las mujeres y es una imposición de la Iglesia católica.

El PSD se lanza a fondo contra la Iglesia, encabezando una cruzada "en defensa del Estado laico",  y se queja amargamente de que el PRD y los demás partidos de izquierda han sido cómplices al no oponerse en forma decidida a la reforma: "Nos sentimos muy solos como partido: todos los demás están cuidando sus votos, pensando que es más barato para ellos quedarse callados que defender un principio tan importante y que nos costó tanto, que fue sacar a la derecha y a los curas de los Congresos".

Pero el PSD, a diferencia del PRI y el PRD, no tiene nada que perder, pues no aspira a ganar el voto de amplios sectores sino sólo el de ciertas minorías radicales muy localizadas.

El otro caso reciente fue Puebla, un estado tradicional donde, al igual que en Jalisco, la gran mayoría de la población está en contra del aborto. Aquí también -el 12 de marzo- se aprobó que el estado está obligado a proteger la vida humana desde el momento de la concepción hasta su muerte natural, lo cual descarta de antemano el aborto y la eutanasia.

Pero lo extraordinario en Puebla es que fue el propio PRI el que introdujo la iniciativa, al ver que era inminente que lo hiciera el PAN. El secretario local de Gobernación (el Gobierno es priísta) consideró que la reforma pro-vida es una legislación de "avanzada"; en tanto, el líder estatal del PAN agradeció al PRI por "proteger la vida del ser humano" y resaltó la importancia del bloque conformado por su partido y el tricolor.

El PRD se abstuvo y no dijo nada, mientras la impugnación contra la reforma la encabeza, al igual que en Baja California, la Comisión Estatal de Derechos Humanos, con el apoyo de varias organizaciones feministas y lésbico-gays, quienes interpondrán un recurso de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte.

En cambio en Guanajuato, el PRI acaba de anunciar una alianza con el PRD y otros partidos de izquierda para derrotar al PAN en los principales municipios del estado, donde uno de los grandes temas del debate electoral es ya el tema del aborto, con manifestaciones recientes de mujeres a favor y en contra. Human Rights Watch intervino a favor de los grupos abortistas, exigiéndole en una carta al gobernador respetar "los derechos humanos y salud reproductiva de las mujeres de Guanajuato".

Así que aquí también los partidos tendrán que tomar partido claramente a favor o en contra.

Es un hecho que el tema se ha colocado en el centro del debate electoral en varias regiones del país, por la acción de organizaciones civiles que han visto como una amenaza la reforma abortista del DF y el aval que la Suprema Corte le dio al rechazar el recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la PGR y la CNDH.

En Baja California, por ejemplo, el fin de semana pasado se realizó en Tijuana una marcha de 3.000 personas en defensa de la vida, y un concurrido congreso internacional pro-vida en Mexicali.

En un tema tan incómodo, frente al que muchos políticos no se atreven a tomar una posición clara y abierta, la mejor solución democrática tal vez sea someterlo a referendo. De hecho AMLO durante su campaña de 2006 había prometido hacerlo, pero llegado el momento los legisladores del PRD en la Asamblea del DF ignoraron la petición de decenas de miles de ciudadanos opuestos al aborto. Si los políticos no pueden decidir, que decida el pueblo.