El kiosco

Demasiado tiempo con los ojos secos

Mundo · Elena Santa María
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13 febrero 2019
El cantante Dani Martín se preguntaba en una entrevista reciente en Jot Down ´¿por qué el mundo está como está ahora mismo? ¿Por qué un tío desde una ventana se pone a matar gente en Las Vegas? ¿Qué pasa en este planeta? ¿Por qué hay tanta desigualdad, por qué somos tan malos vecinos? (...) ¿Qué cojones está pasando aquí?´.

El cantante Dani Martín se preguntaba en una entrevista reciente en Jot Down ´¿por qué el mundo está como está ahora mismo? ¿Por qué un tío desde una ventana se pone a matar gente en Las Vegas? ¿Qué pasa en este planeta? ¿Por qué hay tanta desigualdad, por qué somos tan malos vecinos? (…) ¿Qué cojones está pasando aquí?´.

¿Qué está pasando aquí? Carlos G. Reigosa en La Voz de Galicia responde que ´la realidad es que el guirigay que tenemos en España, con más de media docena de versiones para explicar lo que sucede y lo que debería suceder, confunde hasta a los más hábiles y mejor formados´. Y añade que, ´sin embargo, debe recordarse que las verdades deben prevalecer y que caminar de su mano suele tener el premio de las decisiones sabias, que tan necesarias son para el buen funcionamiento de las sociedades, de los Estados y de los propios individuos. Porque la verdad sí existe y nos hace dignos y libres. ¿Acaso han olvidado esto nuestros políticos?´.

¿Qué está pasando aquí? Pedro Simón, en El Mundo, responde con un ejemplo concreto de algo que también está pasando. Lo hace con el ejemplo de Luisa, una mujer sobre la que dice que ´hubo un tiempo lejano en que le sobraban todos y le faltaba su espacio. No tenía tiempo para ella, ni espejo, ni pausa, y así fueron pasando los años. Hasta que poco a poco se le fue devolviendo todo de golpe. Las horas. El hueco en el sofá. El mando para ella sola. La soledad, claro. Y el miedo también. En España hay más de tres millones de personas que viven solas porque no les queda otra. Uno de cada cuatro mayores no recibe nunca visitas de familiares cercanos. Tienes no sé cuántas ocupaciones. Un montón de contactos en las redes. Muchas pantallas que mirar. Pero cuánto hace que no vas a ver a Luisa´.

¿Qué está pasando aquí? Jorge Marirrodriga, en El País, dice que lo que pasa es que ´cantamos a lo que no tenemos y aspiramos a lo que no podemos alcanzar. Somos humanos. Es cierto que esa búsqueda puede convertirse en persecución y esa inquietud, en enfermedad. Y si es generalizada, en una pandemia. Pero, si lo pensamos detenidamente, ese anhelo es el motor que, al final, nos mueve. Tal vez no se puede ser totalmente feliz todo el tiempo´. Pero concluye que “seguramente perseguir la felicidad es doloroso y frustrante y encima puede que la cosa acabe mal. O no. En la duda –y la esperanza– que genera ese ‘o no’ reside lo importante. Chesterton decía que si de verdad vale la pena hacer algo, entonces vale la pena hacerlo a toda costa. Y ya lo canta Meat Loaf: recorrer todo el camino solo es el comienzo´.

¿Qué está pasando aquí? Otra respuesta concreta de un hecho concreto. En este caso del día siguiente a la celebración de la gala de los Goya. Carlos Boyero, crítico de cine de El País, escribió entonces que ´la revelación más gozosa, conmovedora y memorable de esta fiesta de pompa y circunstancias que este año les ha quedado tan correcta y previsiblemente empoderada (creo que se dice así) ha sido el discurso de agradecimiento de un señor muy bajito, calvo y con terribles problemas de visión llamado Jesús Vidal. Noto la cercanía de la lágrima (con causa o sensiblera, me da igual cómo aflore en estos ojos que llevan secos tanto tiempo) ante lo que cuenta y cómo lo expresa al recibir su premio. Ignoro si Jesús Vidal es un actor extraordinario, con capacidad para provocar en los receptores las sensaciones que le dé la gana, si su discurso estaba preparado o improvisado, pero fue precioso. Hablo de memoria, aunque no creo que me ofusque. Creo haber escuchado a Jesús Vidal lo siguiente: ‘Amar la vida con los ojos de la inteligencia y del corazón’ y ‘sí me gustaría tener un hijo como yo porque tengo unos padres como vosotros’. Destila emoción auténtica, cercanía sentimental, calidez, verdad´. De nuevo la verdad que decía Reigosa que nos hace dignos y libres. Y en ese momento, con los ojos secos o no, todos la reconocieron.

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