¡Dejadnos morir en paz!

Acto número 1: 21 de diciembre de 2017. Se celebran las elecciones para el Parlamento de Cataluña con la victoria histórica del constitucionalismo liderado por Inés Arrimadas. Victoria, sin embargo, insuficiente para gobernar. Meses después Inés Arrimadas deja de liderar el partido en Cataluña para estar en Madrid. La salida de Inés Arrimadas junto con la sensación de que el riesgo real de independencia ya había pasado hace que el partido pase de 36 a 6 escaños en las siguientes elecciones el 14 de febrero de 2021.

Acto número 2: 30 de mayo de 2018. Con el antecedente de la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el caso Gürtel, Pedro Sánchez lanza una moción de censura contra el Gobierno de Mariano Rajoy. El expresidente, que en muchas ocasiones mostró un alto sentido de estado, prefirió permitir la moción de censura que convocar unas elecciones donde los sondeos ponían a Ciudadanos por encima del PP y salvar al PP de una debacle electoral. El whiskey de Rajoy y el bolso de Soraya fueron testigos de una jornada dramática de la política española.

Acto número 3: 28 de abril de 2019. Se celebran elecciones generales. La suma de los diputados del PSOE (123) más los del partido liderado, en aquel momento, por Albert Rivera (57) era la salida aritméticamente posible para un gobierno “moderado”. Antes de las elecciones Rivera había advertido que nunca pactaría con Sánchez. Es decir, quería dejar de ser el partido bisagra para “asaltar la derecha”. A Rivera le pudo más la codicia que la fidelidad al origen de Ciudadanos. Si Ciudadanos no sirve para evitar depender de los nacionalistas ¿Para qué demonios sirve? En la sede de Ferraz, los simpatizantes socialistas gritaban “¡con Rivera no!”.

Muchos afirman, como Juan Carlos Girauta, que viendo lo que ha sido Sánchez, Rivera tenía razón en no pactar con él. Entiendo perfectamente las reticencias de Girauta a pactar con Sánchez, sin embargo, creo que ese pacto hubiera sido positivo para el país. Aunque ya no tiene mucho sentido volver sobre eso. El presidente del Gobierno es un personaje camaleónico que en los años 40 sería de la Falange, en los 60 sería un tecnócrata, en los 80 un felipista (con pasado en la Falange de los que repudiaban el franquismo cuando ya no hacía falta) y en el 2000 se hubiera sumado a la moda de somos el centro de Aznar. Sánchez es lo que haga falta ser… siempre y cuando se esté en el poder.

Acto número 4: Meses más tarde, noviembre de 2019, se vuelven a celebrar elecciones desde las cuales, a juzgar por las declaraciones de Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno debe llevar tiempo sin poder dormir bien por las noches. Ciudadanos baja a 10 diputados.

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¿Qué pasa con los partidos de centro en España? Hace algunas semanas en una entrevista para este periódico Daniel Gascón hablaba que vivimos a gusto en la polarización porque es un atajo mental. Quizá en las épocas de mayor polarización el centro sufre. Quizá también el perfil de votante del partido, ahora denominado liberal, sea el menos dogmático y, por tanto, el menos fiel. Lo cierto es que errores propios y situaciones coyunturales han abocado a Ciudadanos a estar a las puertas de su desaparición.

Así que, todos aquellos que se llenan la boca de la palabra diálogo y que insistían en la necesidad de llegar a acuerdos entre los partidos y que nunca le votaron. ¡Dejadnos morir en paz! Todos aquellos que se quejaban de la dependencia del PP y del PSOE de los partidos nacionalistas y maniobraban para su desaparición ¡Dejadnos morir en paz! A todos aquellos que aún siguen en el partido buscando mantener un puesto como sea ¡Dejadnos morir en paz!

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