Cristina se cuelga de la sotana de Francisco

Mundo · Horacio Morel
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7 agosto 2013
Desde que Joseph Niépce y Louis Daguerre, profundizando los descubrimientos químicos de San Alberto Magno sobre el nitrato de plata casi seiscientos años antes, inventaron en la década de 1820 el fotograbado y el daguerrotipo, un simple movimiento mecánico nos permite registrar la realidad tal cual es, sin depender más de la imaginación propia o ajena, ni de la destreza tantas veces dudosa de los dibujantes.  Sin embargo, una foto no es la fría inmortalización de un instante, sino que posee la magia de provocar recuerdos intensos, el noble sentimiento de la nostalgia e incluso, en ciertos casos, penetrar la barrera de la mirada o de la sonrisa y revelar el tesoro del alma humana.

Desde que Joseph Niépce y Louis Daguerre, profundizando los descubrimientos químicos de San Alberto Magno sobre el nitrato de plata casi seiscientos años antes, inventaron en la década de 1820 el fotograbado y el daguerrotipo, un simple movimiento mecánico nos permite registrar la realidad tal cual es, sin depender más de la imaginación propia o ajena, ni de la destreza tantas veces dudosa de los dibujantes.  Sin embargo, una foto no es la fría inmortalización de un instante, sino que posee la magia de provocar recuerdos intensos, el noble sentimiento de la nostalgia e incluso, en ciertos casos, penetrar la barrera de la mirada o de la sonrisa y revelar el tesoro del alma humana.

No fue esa poesía la que fue a buscar Cristina Kirchner a Río de Janeiro llevando consigo a Martín Insaurralde, candidato oficialista del principal distrito argentino –la provincia de Buenos Aires-, al cierre de la JMJ con el Papa Francisco.  Nada de eso, sólo quería ‘la foto’. ¿Cuál? La de Insaurralde con el Papa, la misma que dos días después inundó las calles de la capital argentina, con el claro slogan electoralista “no dejen que la esperanza se apague”, apropiándose de esta frase de Francisco a los jóvenes reunidos en Río, vinculándola con las elecciones primarias legislativas que tendrán lugar en pocos días más, previas a las de octubre en las que se juega la continuidad del modelo kirchnerista en miras a las presidenciales del 2015.

Mal gusto mayúsculo. Manipulación detestable. Paso electoral en falso. La soberbia oficial subestima la inteligencia del pueblo.  En efecto, nadie olvida que mientras Bergoglio fue Arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, Cristina lo ignoraba y desairaba permanentemente, considerándolo un opositor más, sino el más odiado luego del diario Clarín.  El Papa, inmediatamente después de ser elegido por el Cónclave y también ahora en su visita a Brasil, no sólo la recibió con la calidez y el afecto que ella no supo tenerle antes, sino que no desaprovechó ninguna ocasión para dispensarle gestos de sincera humanidad, sea abriéndole los brazos, sea haciéndole un regalo para su nieto recién nacido, sea entregándole el Documento de Aparecida recomendándole su atenta lectura… sea aceptando la insólita compañía de Insaurralde mezclado con jefes de estado para conseguir la bendita foto.  Que nadie dude de la diplomacia vaticana: si Insaurralde llegó hasta el Papa, es porque Francisco lo permitió.  Y Bergoglio no es tonto, sabe muy bien lo que todos aquí también sabemos: que una maniobra publicitaria como ésta no suma votos, más bien resta.  Cuando el oficialismo lo advirtió tardíamente, varios voceros del gobierno y el propio Insaurralde salieron a despegarse de los afiches, pero la firma inserta en los mismos de parte de ‘Equipos de Difusión’ –agencia publicitaria propiedad de un ex Secretario de Medios kirchnerista, que recibe cuantiosas sumas de dinero en pauta oficial- no deja dudas respecto de la autoría del ‘blooper’ electoralista.

Que Cristina necesite colgarse de la sotana blanca de Bergoglio revela la inquietud que anida en el gobierno de cara a las elecciones legislativas: aunque la fragmentación de la oposición siga jugándole a favor, la aparición de nuevas figuras enfrentadas y con sólidos apoyos políticos y económicos como el intendente de Tigre –municipio modelo del conurbano bonaerense-, Sergio Massa, amenazan seriamente las aspiraciones del oficialismo.  Por otra parte, el resto de la oposición –excepto Mauricio Macri, jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que prefiere caminar en solitario- parece dispuesta a no repetir el error del 2009, cuando luego de vencer a Néstor Kirchner en las elecciones legislativas, no supo hacer valer su mayoría en el Congreso, disgregándose.

Además del frente electoral, el gobierno de Cristina enfrenta dos escenarios más que pueden significarle mayores dolores de cabeza: uno externo y el otro local, ambos judiciales.  La Cámara de Apelaciones de Nueva York debe definir en estos días la situación de la Argentina frente al reclamo de los tenedores de títulos públicos caídos en default en el 2002.  Según resulten los términos de esa sentencia, las finanzas públicas argentinas pueden sufrir un grave revés, precisamente cuando el ‘cepo’ cambiario impuesto por el gobierno hace más de un año no logra evitar el sangrado de reservas provocado por el propio gobierno, quien aumenta geométrica y sistemáticamente el gasto público.

Y aquí, la Corte Suprema tiene un largo lote de asuntos a punto de ser resueltos, todos de alto voltaje político y que prometen reeditar el mediático conflicto de poderes de hace apenas un mes cuando declaró inconstitucional la reforma judicial con la que el gobierno intentó mellar la independencia de los magistrados.  Ley de Medios (con la que el kirchnerismo busca fragmentar al Grupo Clarín), Expropiación del predio de la Sociedad Rural Argentina (otro ‘enemigo’ declarado por el kirchnerismo desde el conflicto con el campo), Ley de Coparticipación Federal (demandas iniciadas por dos importantísimas provincias argentinas, Santa Fe y Córdoba, que le reclaman al gobierno federal una enorme cantidad de dinero no coparticipado), para destacar sólo los casos latentes más importantes, aunque la lista sigue…

Las urnas darán su veredicto en pocos días, y sabremos si ‘la foto’ se conservará en el álbum del gobierno o de la oposición.

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