Amar la música

Cultura · Ana M. Baldán
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9 diciembre 2013
Este es el privilegio que tuvo Fernando Argenta. Amaba la música no solo para sí, la quería para transmitirla, para enseñarla y para que otros la disfrutaran también. Tenía bien claro que el amor es difusivo y lo expresaba con su buen hacer, con su magnífica pedagogía sabiendo lo que representa en la educación este despertar horizontes ´cuasi divinos´.

Este es el privilegio que tuvo Fernando Argenta. Amaba la música no solo para sí, la quería para transmitirla, para enseñarla y para que otros la disfrutaran también. Tenía bien claro que el amor es difusivo y lo expresaba con su buen hacer, con su magnífica pedagogía sabiendo lo que representa en la educación este despertar horizontes ´cuasi divinos´.

Su programa en RNE enriquecía y hacia soñar. “Una hora para el recuerdo”, ¡porque ya no existe! Su respetable audiencia, creo, no era de las que se computan en números. Pero el ser humano es inagotable y no pierdo la esperanza de que un nuevo Fernando vuelva a entrar en nuestra intimidad.

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