Abuela

Sociedad · Elena Santa María
Me gusta 7
4 marzo 2021
Lo que no nos dijimos nunca es que durante estos años íbamos a ver envejecer a los abuelos, a veces de un día para otro. Y preguntarnos si la promesa de que la vida va a más es también cierta cuando la vida va a menos.

Hace unos años, cuando los veranos eran casi eternos, había una conversación que se repetía siempre a finales de agosto o principios de septiembre sentados en la arena de la misma playa. Los primos mayores ya habíamos cumplido todos los veinte y empezar un nuevo curso cada vez daba más vértigo. Entonces mi tía nos decía que estábamos en una década fascinante en la que cambiarían muchas cosas. Acabaríamos nuestras carreras, nos independizaríamos, incluso nos iríamos a vivir a otras ciudades o países, entraríamos en el mundo laboral, nos compraríamos la primera casa o el primer coche, nos casaríamos y les haríamos abuelos. También para ellos la cincuentena sería impresionante porque nos verían hacer todo eso.

Lo que no nos dijimos nunca es que durante estos años íbamos a ver envejecer a los abuelos, a veces de un día para otro. Y preguntarnos si la promesa de que la vida va a más es también cierta cuando la vida va a menos.

Es paradójico que la persona que te ha cuidado cuando tus padres no estaban, que te ha enseñado rincones de Madrid que no conocías, que ha preparado los mejores platos que has probado nunca, especialmente para ti, que ha rezado por cada uno de tus exámenes y se ha alegrado de tus logros más que tú, que te ha abrazado aunque te portaras mal y que ha hecho de su casa un hogar seguro en el que descansar; te pida con los ojos desde su sillón que seas tú quien le cuide ahora.

Y de pronto los papeles se cambian y es ella la que depende, y te ves enseñándole cosas que no conocía, controlando lo que come, rezando por sus pruebas médicas o alegrándote cuando por fin acepta salir con bastón a la calle después de varios días ingresada.

Pero hay una cosa que no cambia, y es que la madre –la abuela– sigue siendo ella. Hay un punto de autoridad en su fragilidad. Dice Jesús Montiel en Lo que no se ve que las manos de su abuela cambian el mundo, las de la mía también.

Noticias relacionadas

Vivir a menos cinco
Sociedad · Gonzalo Mateos | 0
Lo que había escuchado al principio iluminaba el resto del camino de vuelta. Y me pregunto por qué. Un comentario sobre el último libro de Fernando de Haro "La foto de las siete menos cinco"....
19 diciembre 2024 | Me gusta 5
El ARN, una molécula llena de sorpresas
Sociedad · Nicolás Jouve de la Barreda | 0
El ARN no ha dejado de ser una fuente de sorpresa por su diversidad funcional. Una molécula clave en el origen de la vida, en la síntesis de proteínas, las vacunas de ARN... Y ahora tenemos a los "obeliscos" de ARN....
26 noviembre 2024 | Me gusta 6
Una pala de fango
Sociedad · Ángel Satué | 1
Recogemos varios testimonios de voluntarios que han ido a Valencia para ayudar en la tarea de reconstrucción tras la devastadora DANA que asoló la región el pasado 29 de octubre....
25 noviembre 2024 | Me gusta 6
La biología y el asombro de estar vivo
Sociedad · José Díaz
La exposición "La trama de la vida. La biología y el asombro de estar vivos", que se presentará en la XXI edición de EncuentroMadrid, pretende aportar una mirada agradecida y llena de asombro sobre los actuales desarrollos de las ciencias biológicas....
24 octubre 2024 | Me gusta 2