Visión

Cultura · Quique Chuvieco
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2 septiembre 2010
Como reza el cartel de la película Visión, "Santa, rebelde, visionaría", la vida de Hildegard Von Bingen (Bárbara Sukowa) es un recorrido vivido a fondo para atender el deseo de infinito y de plenitud de su corazón y acoger todas las inquietudes que luego se convertirían en certezas con la revelación de Dios. Su vida, según la cineasta alemana Margarethe Von Trotta, la podemos contemplar en esta bella cinta estrenada recientemente en España.

En concreto, en cuatro cines (dos en versión española y dos en V.O.S.), parece apuntar a una posición rácana por parte de los exhibidores al considerar su acomercialidad, pero olvidando el enorme potencial de sensibilidades que suponen cinco millones de habitantes. Como ésta, pasó clamorosamente inadvertida el pasado año Amazing grace, otra magnífica cinta, que sufrió la misma censura de las salas madrileñas.

Tal vez este vacío sea motivado porque en Visión no hay grandes escándalos o retratos tenebrosos al uso de la Iglesia y de sus protagonistas, y lo que se capta es la pasión de Von Trotta por la vida y la obra de esta santa, abadesa, líder monástica, mística, profetisa, médica, compositora y escritora alemana del siglo XII.

En Hildegard todo esto formaba parte de su vocación a la vida y, por tanto, lo fue acogiendo y desarrollando al hilo de su conciencia sabedora de que "todo lo creado habla de la bondad de Dios" y con sus visiones místicas. Éstas, por otro lado, no le impedían estar muy pegada a la tierra en todas sus vicisitudes y tareas. Así, nunca dejó de corregir con decisión y afecto a las monjas que la habían elegido para ser su superiora, por más que tuviera que encontrarse con la oposición de algunas de ellas en ocasiones difíciles. Tampoco le temblaba el pulso cuando tuvo que reclamar su derecho preferente sobre la tutela de las monjas ante personalidades civiles y eclesiásticas, o para reclamar sus prerrogativas al abad principal cisterciense para fundar un monasterio sólo de mujeres (en aquella época había monasterios mixtos) para salvaguardar a sus hijas "del mayor deseo sexual de los varones", como apunta en el filme.

Mujer enamorada de Cristo y de los hombres, consideraba que Él "quería nuestra misericordia por encima de nuestro sacrificio", por lo que no acostumbraba a imponer o imponerse grandes mortificaciones corporales. Reconocía la obra de Dios en la belleza de las personas y de la naturaleza, y abogaba por reconocerla, contemplarla y cuidarla, siguiendo en esto la tradición monástica.

Su capacidad de asombro por todo lo que le rodeaba la llevó a ser una devoradora de libros, absorbiendo los conocimientos de su época en medicina, con el conocimiento profundo de las propiedades curativas de las hierbas; la música, escribiendo bastantes piezas musicales, algunas de ellas representadas por ella y sus hermanas de claustro.

Llegó a tener visiones en estado de conciencia que puso por escrito, con el permiso del Papa de la época, con el beneplácito de san Bernardo y con el reconocimiento del emperador. En este sentido, la oposición que tuvo entre los suyos quedó reducida por los apoyos anteriores, alejando también este filme de interpretaciones ideológicas de otros similares, condenatorias de todo lo que huela a jerarquía y a poder establecido.

Von Trotta ha cuidado especialmente los diálogos (ella también es la guionista), la puesta en escena con una fotografía de esmerada factura y la elección de buenos interiores y exteriores. Se ha ensimismado con el rostro de la santa, principalmente, y de sus monjas, en primeros planos, y ha obtenido un buen trabajo en la dirección de actores, consiguiendo notables momentos dramáticos, como el del enfrentamiento entre ella y su amigo el padre Volmar. Aquí se observa también la imperfección de la santa (ell@s han sido y son hombres y mujeres de carne y hueso con pasiones de todo tipo) que arremete con ira desesperada por la marcha de su discípula predilecta.

La directora alemana ha incluido también aspectos más o menos discutibles, como los besos en la boca de los personajes en situaciones determinadas.

Si quieren ver lo que la vivencia religiosa genuina suscita en las personas, de vida y de interés por todo lo humano, vayan a ver urgentemente Visión antes de que la retiren de las salas.

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