Kim Jong-un ´quiere morir como Sansón. Con todos los filisteos´
La supuesta cuarta prueba nuclear realizada por el régimen de Kim Jong-un “confirma la loca visión del joven dictador. Razona igual que Sansón: antes que ceder el poder está dispuesto a la guerra total. El acuerdo entre Seúl y Tokio sobre las “mujeres de confort”, el enfriamiento de las relaciones con Pekín y el rearme de Japón han arrinconado a Pyongyang”. Son declaraciones a Asia News de una fuente católica coreana, anónima por motivos de seguridad, que conoce bien el país estalinista regido por la dinastía Kim.
Las alarmas se desataron a las diez de la mañana, hora local, por la televisión estatal norcoreana, que confirmó la prueba atómica. Un seísmo de magnitud 5.1 se registró en los alrededores de la planta nuclear de Punggye-ri justo después de la detonación de lo que, según el gobierno norcoreano, era una bomba de hidrógeno miniaturizada. Además de ser más potente que una bomba atómica normal, esta tecnología bélica podría montarse sobre misiles de alcance menor al habitual, y que el régimen posee desde hace años.
Además de la prueba con hidrógeno, el régimen también habría ensayado con un misil de inyección submarina. La capacidad para lanzar bombardeos de este tipo acelera los riesgos relativos a un conflicto, puesto que son muy difíciles de interceptar a tiempo. Según el primer ministro japonés, Shinzo Abe, “estas amenazas van dirigidas a mi país, pero nosotros no nos quedaremos mirando”. Entretanto, todos los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas han convocado una reunión de emergencia.
El aislamiento total de Corea del Norte, explica la fuente de AsiaNews, “es la clave para entender estas provocaciones continuas. El programa nuclear del régimen empezó en 2002 y desde entonces se han realizado ya tres pruebas condenadas duramente. Pero hasta hoy se trataba de una especie de trueque, pues en relación a estos ensayos Pyongyang obtenía ayuda humanitaria cambio de ralentizar el proyecto. Pero llegados a este punto, y con la pomposa retórica de los medios estatales, parece que ya no quedan bienes de intercambio. Realmente podría querer la guerra”.
La retórica militarista de Corea del Norte tuvo un enorme impulso en los años noventa del pasado siglo, cuando el “querido líder” Kim Jong-il subió al poder. La doctrina “Songgun” promovida por el segundo Kim predicaba precisamente la supremacía de los militares sobre los demás grupos sociales. Con este empuje, el ejército norcoreano alcanzó los 2,4 millones de efectivos (de una población de casi 20 millones de habitantes).
Ahora, según la misma fuente, “los militares son la última oportunidad de supervivencia para Kim Jong-un. A menos que no haya un cambio de ruta en la gestión de las relaciones internacionales con Pyongyang. Aunque, a decir verdad, no sabría cómo poder volver atrás a día de hoy”. Mientras tanto, las condenas parecen unánimes. Aparte de la reacción de Abe, también Pekín (durante décadas socio histórico de Corea del Norte) rechazó inmediatamente el ensayo.
Hua Chunying, portavoz del ministerio chino de Exteriores, declaró justo después de la noticia: “Invitamos con fuerza a Corea del Norte a permanecer firme en su compromiso de desnuclearización, y a detener toda acción que podría empeorar en poco tiempo la situación. China no estaba informada de lo que ha sucedido, y tomará las medidas oportunas”.